sábado, 31 de marzo de 2007

Miradas IV. El uniforme


Salí de la iglesia a las ocho de la tarde y me detuve un instante en la acera tratando de recordar dónde había dejado el coche. De pronto supe que alguien me estaba espiado. Esto no es una novedad: los curas, cuando vestimos de uniforme, somos la diana de muchas miradas. Me di la vuelta, y, en efecto, dos niños de cuatro o cinco años, idénticos, me observaban descaradamente. A su lado, una señora mayor, quizá su abuela, charlaba a gritos con una amiga dura de oído.

—Hola.

Uno de los críos se escondió detrás de la abuela. El otro, más descarado, me preguntó:

—¿Cómo te llamas?

—Enrique, ¿y tú?

—Quico. Mi hermano se llama Javi. Somos gemelos, pero yo tengo un lunar y él no. Oye, ¿y por qué te vistes de negro?

—Porque soy sacerdote.

—Ah. ¿Y todos los sacerdotes vais de negro?

Contraataqué:

—¿No te gusta?

—No. Podías ir de verde.

—¿De verde…?

A Quico le entró la risa:

—Irías como el periquito de mi hermana.

En ese momento intervino la abuela para hablar de respeto y de no sé qué más, y nos estropeó la conversación, que se presentaba prometedora.

La abuela les dijo que los sacerdotes son como Jesús, que dicen Misa, que perdonan los pecados…

Mientras me alejaba, Javi seguía escondido, pero Quico insistía:

—¡…pues podía vestirse de verde!

Camino del coche, me reafirmé en la idea de que a los curas nos sienta bien el “uniforme”, porque somos un servicio público sin horarios. Es razonable, por tanto, que no vistamos de camuflaje, que nos distingamos del resto de los mortales, igual que los taxis se distinguen de los demás automóviles.

Y Quico, en el fondo, tenía razón: los taxis llevan una lucecita verde. Habrá que estudiarlo.

5 comentarios:

Adaldrida dijo...

Jo, es genal. Los niños tienen un lenguaje especial. Mañana hablaré de eso en mi blog.

E. G-Máiquez dijo...

Y a mí me da una pena que los poetas no tengamos uniforme, siendo, como es, otra vocación continúa. Yo intento ponerme pantalones de pana y chaquetas, pero ya en primavera...

Anónimo dijo...

¡Cómo son los niños! Nos tocan siempre el corazón...

Anónimo dijo...

Qué monos!. Nunca lo había pensado. El "uniforme" será negro por que pega con todo. Así cuando uno se va a confesar y se pone de todos los colores no desentona. ¡Si es que la iglesia está en todo!

Jesús Sanz Rioja dijo...

Otro cura me contó cómo un niño se empeñaba en tirarle de la cabeza para desmontarle. ¡Quién sabe lo que pensaba encontrar dentro..!