sábado, 3 de marzo de 2007

Una semana en la blogosfera



—¿Qué es un blog?, me pregunta Susana.

El blog es un diario y un escaparate.

El blog no se entiende sin ese laberinto fantástico de la blogosfera.

Salto de blog a blog a través de las conexiones que se han ido creando desde esta burbuja recién nacida, y me siento como aquellos niños que descubrieron el mundo de Narnia dentro de un armario.

Entro hasta el fondo, y ya tengo amigos que no conozco y que probablemente nunca veré. Compruebo que hay cientos de personas ligadas entre sí gracias a una red invisible que los convierte en colegas, en cómplices, en discípulos y maestros. Y descubro que aquí hay también remansos de aguas limpias a pesar de que este océano de Internet acumule toneladas de basura.

Gracias a todos por dejarme entrar.

9 comentarios:

E. G-Máiquez dijo...

Preciosa entrada en todos los sentidos: ésta y la suya en la blogosfera.

Adaldrida dijo...

Gracias a usted por abrir esta ventana...

Anónimo dijo...

Estupenda esta incursión de la red. Tengo un libro de ciencia ficción para seguir avanzando en esa línea futurista y galáctica, sin miedo. Puede ser la próxima lectura.

Anónimo dijo...

La verdad es que yo también soy fans de la blogosfera. Creo que tiene muchas ventajas.
os recomiendo algunos de estos blogs.
"La Blog Zone de Periodista Digital. Colaboración heterogenea de Firmas"

Anónimo dijo...

Muchísimas gracias a usted, por su presencia, que descubrí visitando el Blog de E.G.Maíquez, y por su compañía diaria desde entonces.
Muchas gracias también por su Safari, en mi nombre y en el de los adolescentes de mi pasillo. Lo leí hace poco por recomendación de un sacerdote que, al oírme agobiada después de un rifirrafe casero, inmediatamente diagnosticó: "Prepárate, eso es un pavo feroz. Toma el Safari de Monasterio, que de eso sabe mucho". Tengo que decirle que hacía mucho que no me reía a carcajadas con un libro. Cuando lo abría en el autobús, en el trayecto diario al trabajo, se volvían a mirarme. Todavía hoy, cada vez que cojo el ascensor, hago esfuerzos para no pensar en el capítulo del ídem. Además de para reír, que no es poca cosa, también me ha servido para aprender: esa manera suya de estar atento y de cuidar y querer a los jóvenes, con más alegría y confianza, y con menos angustia. Y ese modo de enseñarles a ver. A ver a Dios, en ellos, en los otros, en las cosas de cada día.
Como usted dice, para eso se va al colegio: "para aprender a leer, escribir, hablar, pensar, rezar, amar y contemplar". Aunque no conozca ese colegio, lo comparto plenamente. En eso estamos.
Gracias por su ayuda, por su Blog -a falta de ese colegio ideal-, y por sus impagables "Miradas".
Cristina

Enrique Monasterio dijo...

Para C.B.

¿Y qué digo yo ahora?: que me has puesto colorado de gusto y que me alegro mucho que te divierta mi safari.Muchas gracias por todo lo que dices. Estoy seguro de que eres una gran domadora

Jesús Beades dijo...

Qué recuerdos me trae esto de hablar de usted a un presbítero... ¡Saludos!

Enrique Monasterio dijo...

¿Te acuerdas, Jesús, cuando a los curas nos llamaban presbíteros?

Corina Dávalos dijo...

Gracias a ud. por lanzarse a la blogósfera.