miércoles, 30 de mayo de 2007

Las abejas




Dicen que se mueren las abejas, que desaparecen sin remedio en todo el Planeta. Y como nadie sabe las causas, nos aterrorizan con las historias de siempre: que si un virus mutante, que si el cambio climático, los teléfonos móviles, los cables de alta tensión, el gobierno anterior…

Yo no debería tener especial afecto a estos bichos, ya que, de pequeño, me picaron en un par de ocasiones; pero si las abejas palman, ¿quién polinizará las flores en primavera? ¿Cómo nacerán los albérchigos, las manzanas reinetas o los melocotones de Calanda?

¿Y la cera? Me dice mi experto de guardia que no hay peligro, que se saca del petróleo; pero no es lo mismo. En la Vigilia Pascual los sacerdotes cantamos todos los años un solemne pregón en el que se dice: acepta, Padre santo (…) la solemne ofrenda de este cirio, hecho con cera de abejas.

¿Habrá que cambiar la liturgia y proclamar la solemne ofrenda de este cirio hecho con petróleo de Irak y refinado en Puertollano? Lo siento, eso yo no lo canto.

Quizá los ilustrados lectores de este blog no sepan que hay un pajarillo en África, que se alimenta casi exclusivamente de cera de abeja. Como su piel es muy delicada no puede acercarse demasiado a los insectos porque lo freirían a picotazos; pero tiene un truco: en cuanto localiza un apetitoso panal, avisa con sus gritos a un una especie de ardilla de la zona que se priva por la miel.

El pájaro entonces guía al “ratel” —éste es el nombre local de la ardilla—, y con sus piruetas y chillidos lo orienta hasta el lugar exacto. El roedor da buena cuenta de la miel, y las pobres abejas no tienen más remedio que abandonar su casa expoliada. Entonces entra el ave para concluir la tarea.

Todo esto lo saben muy bien los campesinos, que han aprendido el truco y se valen del canto del pajarillo para localizar panales de abejas silvestres y cosechar la miel.

—¿Se puede saber a dónde quieres ir a parar?

—A ninguna parte, querido Kloster. Algo tenía que poner en el blog esta mañana y he recurrido a esta verídica historia.

—Y supongo que ahora sacarás una moraleja.

—Supones mal, amigo mío. Lamento decirte que mi sesera no está hoy para metáforas, sino sólo para lamentos. Porque, si desaparecen las abejas, ¿qué comerán los abejarucos; que ocurrirá con el pajarillo que se alimenta de cera; de qué vivirá la ardilla, y cómo subsistirán los campesinos?

—No te preocupes, colega. La naturaleza siempre recobra el equilibrio.

—En eso tienes razón. Y es sorprendente que no nos sorprendamos, que nos parezca natural esta maravillosa complejidad de la creación, que continuamente se destruye y se regenera. Dios habla a gritos. Hay que taparse los oídos para no escucharlo.

—Pero, entonces, ¿volverán las abejas?

—Volverán, sin duda; pero de momento no hay más cera que la que arde.

7 comentarios:

El payaso triste dijo...

Ya se ve que tengo que ir al otorrinolaringólogo, pues desde siempre, en la Vigilia Pascual entendía yo que se decia "cera de oveja"... Pensativo me quedaba, diciendome "¿oveja, y eso como es?"... y para mis adentros resolvía "déjate que la Iglesia es sabia"...
¿Soy un mounstruo? Tengo que ir al otorrinoloquesigue, al oculista, al dietista, al podólogo... en fin... almenos ya he resuelto la duda de la cera de oveja!

Anónimo dijo...

Dale las gracias a tu amigo Kloster, que es el que nos anima hoy con la esperanza del equilibrio global.

peque dijo...

chini... si que tienes razón en que nos anima con la esperanza del equilibrio global........ pero en fin aunque la naturaleza es sabia, parece que a mejor no vamos.....

Enrique Monasterio dijo...

¿Peque? ¿Y quién es Peque? Peque soy yo desde hace muchos años. Ahora resulta que hay un/a intruso/a que me secuestra el nombre.
Kloster me dice que él no ha sido.

Enrique Monasterio dijo...

Montoliu: te dije que fueras al oculista, pero me temo que tienes que hacer una revisión a fondo. Si no, te cargarán en la ITV

Anónimo dijo...

Estoy con "peque"... ¡¡a saber que nos depara el futuro!! A juzgar como tratamos al planeta me parece que... no lo tengo nada claro.
No obstante agradezco y aplaudo el alo de esperanza.

Anónimo dijo...

Ponerse al dia con este blog cuando se ha faltado una semana cuesta mucho. Y encima para que me insistan con el asunto de las abejas... ¡con lo que me gusta la miel!

A las abejas les pasará como al agujero en la capa de ozono. Un buen día dejarán de hablar de él y nunca sabremos si se arregló solo, si se arregló gracias a que cambiaron los sprays o si no se ha arreglado... pero ya no es novedad.

Eso sí, si se acaba la miel ya se pueden poner todos los científicos a fabricarla. Ya que se creen tan capaces de clonar y de sintetizar proteinas y aproximarse a la creación de la vida... que empiecen copiando la miel, que comerla sí que es vida.