sábado, 11 de agosto de 2007

Las lágrimas de San Lorenzo, otra vez


Desde hace muchos años, suelo pasar estos días de agosto lejos de las luces de la ciudad. Y, aunque lo mío no es la noche, sino la madrugada, hago una excepción y salgo de casa para rastrear las estrellas fugaces de San Lorenzo: sus lágrimas.

Este año estoy en Madrid y no dejo de añorarlas. Son las once de la noche y tengo los párpados en cuarto menguante, pero me escaparía sin hacer ruido, cogería el coche y subiría al puerto más alto para tumbarme en la hierba y contemplar el espectáculo del cielo.

"Los cielos cuentan la gloria de Dios". Y yo aquí, hecho un idiota, me pierdo esa sinfonía de estrellas.

Hace algún tiempo "nombré" a San Lorenzo patrono de los enfermos que han perdido la alegría, de los depresivos, de los prisioneros de la angustia o de la tristeza.

La ciencia ha avanzado mucho en los últimos años en el diagnóstico y en el tratamiento de esa enfermedad. Ahora sabemos que buena parte de los que bebían para "levantarse el ánimo" y caían en el alcoholismo estaban enfermos de tristeza.

Son los más incomprendidos y los que más necesitan comprensión. Cuando les decimos "te entiendo", mentimos, porque es imposible ponernos en su lugar.

Hace tiempo publiqué un artículo sobre ellos y lo reproduje
aquí. Hoy querría decirles que los encomiendo a San Lorenzo, y pido al Señor que sus lágrimas sean tan fugaces como las del santo, y se conviertan en estrellas de luz para iluminar su noche.


6 comentarios:

Anónimo dijo...

Don Enrique: cuando sus fans le confíen sus depresiones, no se olvide de decirles que ahora hay medicinas muy eficaces. Pero que ha de recetarlas un psiquiatra católico, apostólico y romano. Porque si no, a lo peor, le puede recetar que use el sexo a tope.

gilgamesh dijo...

D. Enrique, usted disculpe, pero siempre he oido esa cita de la biblia como "los cielos cantan la gloria de Dios". Si la contasen sería poesía, pero si la cantan es sinfonía...
Por cierto, leí en algún lado que del espacio, en determinada longitud de onda, se escucha una melodía... que parece que la estrellas realmente canten.

Escritor en el Tejado dijo...

Je, yo también estuve anoche de estrellas fugaces con un par de compañeros. Inevitablemente la conversación acabó derivando a teología profunda. Estas cosas son así.

A Gilgamesh: yo he visto ambas traducciones. De hecho creo que en latín el verbo que usa la vulgata es "enarrant", lo que se correspondería con la traducción usada por D. Enrique. pero no te sabría decir el original hebreo. Supongo que ambas son válidas.

patzarella dijo...

Es verdad, para entender la tristeza hay que estar triste. Son como esos días nublados en los que quisieras ver el sol pero por más que lo intentes no puedes. Sólo queda esperar que el tiempo cambie, se lleve las nubes y salga el sol. Y saber que tal vez regresarán los días nublados..

Anónimo dijo...

Gracias por acordarse de estos enfermos y por considerarlos enfermos.
Sunsi

Anónimo dijo...

Gracias. Usted sí que nos entiende.