viernes, 19 de octubre de 2007

Bodas de Plata



Esta tarde celebraré las Bodas de Plata de un matrimonio amigo. Tendremos una Misa de acción de gracias, y yo deberé decir unas palabras: no demasiadas para no amargarles la fiesta.
¿Y qué digo? Tal vez me lance por la peligrosa senda de la memoria histórica. Quizá recuerde cómo los conocí hace muchos, muchos años, cuando ella tenía 13 y era una niña alborotadora que se reía sin parar. Un día se coló en un curso de retiro que yo predicaba a chicas mayores. Me temo que falseó su edad para poder asistir.
Unos años más tarde me presentó al chaval que le gustaba, a quien ya llamaba “su novio”. Resultó ser un estudiante de segundo de derecho, largo, listo y un pelín redicho, que hablaba como la precisión de un Letrado del Consejo de Estado. La niña lo miraba con arrobo y su madre suspiraba encantada.
− ¡Es un chico tan serio...!
Se casaron hace veinticinco años. Yo ya no andaba por aquellas tierras y celebró su matrimonio mi admirado don Francisco Balibrea, sabio canonista ya fallecido, que pronunció una homilía llena de sabiduría que no osaré emular esta tarde.
Les diré la verdad: que, después de tantos años, no han cambiado casi nada, y que me parece una impertinencia por su parte seguir con la misma pinta mientras los demás envejecemos.
Recordaré también a aquel hombre sensato, del que habla Jesús en la Parábola, que edificó su casa sobre piedra. Vinieron las riadas y los torrentes, pero la casa permaneció en pie. Y les diré, porque es la verdad, que su casa, su familia, su amor, tiene un buen cimiento. Fueron generosos desde el primer día: metieron a Jesús en su hogar y nunca se avergonzaron de cuidarlo como al mejor huésped. Por eso, ni la gota fría ni los sunamis pudieron jamás con ellos.
Así que daremos gracias a Dios, y les pediré que no cuenten conmigo para las bodas de oro. Espero que, para entonces, me habré ido ya a ver las aves del cielo en su hábitat más natural.
Sí, creo que es un buen esquema para la homilía.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Vale, para las bodas de oro no sé...pero para mi boda si podré contar con ud. no? Aunque todavía quede muuucho tiempo...

Enrique Monasterio dijo...

Si eres la Begoña que supongo, no te librarás de mí, aunque tenga que aplazar mi salida de este mundo

Ludmila Hribar dijo...

Muy buena la foto que coincide en todo con el texto. Casa-castillo, algo tocada por el tiempo;)sin desmejorar para nada su aspecto, pero sólida, firme, buenos los cimientos, mirando al cielo,siempre renovandose en el verdor de la enredadera.

Anónimo dijo...

Qué cosas tan bonitas escribe, D. Enrique. Será una homilía preciosa!

j.a.varela dijo...

Y además, que lo del ciento por uno es una verdad tan grande y sólida como la casa de la foto.

j.a.varela