viernes, 4 de enero de 2008

Libros

Se acerca el final de mi estancia en Asturias, y trato de hacer balance de estos días: he visto aves acuáticas, he descansado hasta el agotamiento y he leído cinco libros:

Una novela policiaca perfectamente prescindible,

Juego de azar de Sławomir Mrożek, un libro delicioso de microcuentos divertidos e inteligentes,

El Origen del hombre, de Mariano Artigas y Daniel Turbón ,

y otros dos, a los que quiero referirme con más detalle:



En las afueras de Jericó, de Julián Herranz. Ya había leído en Madrid estas memorias romanas del Cardenal Herranz, pero lo hice demasiado deprisa, picoteando por el interior, en busca de fechas o acontecimientos que me interesaban por alguna razón especial. Ahora he comenzado desde el principio. He disfrutado y me he conmovido al revisar mis propios recuerdos de una época de la historia de la Iglesia y del Opus Dei que yo también viví, enterándome sólo a medias. Don Julián escribe un castellano espléndido y eficaz, limpio de italianismos, a pesar de que lleva medio siglo en Roma. Vale la pena leerlo y guardarlo.


Coraje frente al cáncer, de Pablo Álvarez. Es el último libro que ha caído en mis manos. Su autor, un joven periodista de “la Nueva España” de Oviedo, recoge un puñado de historias profundas y plurales, marcadas por el coraje de unos hombres y mujeres que se han enfrentado al cáncer en carne propia o en sus seres queridos. No es un libro triste ni morboso. Al contrario, nos muestra cómo la enfermedad puede ser un camino para cambiar, para descubrir el sentido de la vida y de la muerte.



Pablo Álvarez

3 comentarios:

Anónimo dijo...

El de "En las Afueras de Jericó" lo voy a coger prestado con o sin permiso (ya veré) de aquí mismito.

Mañana volveremos de descansar "hasta el agotamiento".

Que le traigan muchas cosas los Reyes Magos!!!!!!!!!!!!!!!

Nodisparenalpianista dijo...

De entre todas las recomendaciones destaca la del gran bloque y amigo Pablo Álvarez. Es bueno tenerle cerca hasta en la distancia. Estoy seguro de que le hace justicia con su recomendación.

La Dama Zahorí dijo...

Para enferentarse al cáncer, más que coraje hace falta muchísima paciencia...