lunes, 5 de mayo de 2008

Panorama desde el puente (II)


Anteayer por la mañana subí a lo alto más alto del Puente Colgante. Me dijo Kloster que sería como escalar la Torre Eiffel, pero no hay color: la torre Eiffel no tiene transbordador, ni ría, ni un océano que contemplar.

El panorama desde el puente era de una insólita limpieza, gracias al viento sur huracanado que se levantó muy temprano. Saqué un par de fotografías con el móvil, y sentí de nuevo el placer de ver a la gente muy pequeñita allí abajo. Me pregunto si la soberbia humana tiene algo que ver con el gustirrinín que uno experimenta al verse más alto que nadie.

—No olvides —me dijo Pascalle cuando bajábamos en el ascensor— que ahora tú y yo somos esos seres pequeñitos que veíamos desde arriba.

Tenía razón. Una experiencia de este tipo también puede enseñarnos a ser humildes. Es bueno recordar que somos sólo un poblado de hormigas, y parece ridículo ese empeño que tenemos por ponernos de puntillas para parecer más grandes que la hormiga vecina.

—Tampoco te pases, amigo. Hormigas, sí, pero de Bilbao.





9 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi tatara-tio-abuelo Pascal ya lo decía:
"Cuando considero la poca duración de mi vida, absorbida en la eternidad precedente y siguiente [...], el pequeño espacio que ocupo e incluso que veo, sumido en la infinitud inmensa de los espacios que ignoro y que me ignoran, me espanto y me asombro de verme más bien aquí que allá; porque no hay ninguna razón para que esté aquí y no allá, para que sea ahora y no entonces. ¿Quién me ha puesto aquí? ¿Por orden y autoridad de quién me han sido destinados este lugar y este tiempo?".

Anónimo dijo...

Qué bueno es sentirse hormiga insignificante cuando uno se siente en el centro de la diana por cualquier otra insignificancia que, no obstante, parece un mundo gigante... Qué bien poder pensar que para nadie más en el mundo ese problema es tan grande como para uno mismo.

Juanan dijo...

¡Eso, eso, de Bilbao!

María dijo...

pues una hormiguita de bilbao es una "gran hormiga"!!!

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

Que buena definición de la soberbia siendo como somos todos hormigas, empinarnos para parecer mejor hormiga. Gracias me ayudara desde ahora para mejorar ese CAPITAL. Saludos. CORDEBESA

Anónimo dijo...

A Bilbao lo que le faltaba era tener un puente y que lo comparasen con la torre Eiffel! Los que somos de las afueras de Bilbao, o sea, Madrid, no tenemos puentes colgantes ni ná.... Pero tenemos amigos bilbaínos y con eso basta!
Por cierto D. Enrique, hemos tenido bebés de petirrojo enfrente de la ventana del cuarto de estar. A ver si le mando una fotico.

Juanan dijo...

Lo de la torre Eiffel fue un capítulo curioso y lleno de anécdotas de la Historia de la Arquitectura. A nadie le gustaba excepto a los que ponían los dineros, que les hacían chiribitas los ojos cuando oían las palabras "progreso" e "industrialización". Imagínense meter tal cacharro de acero en la París decimonónica, era destrozar la imagen de la ciudad. Y al final les gustó tanto que no lo tiraron siquiera.

Profeballa dijo...

Extraño Bilbao, de verdad me gustarìa vivir ahì me parece la ciudad màs agradable para vivir.

saludos què recuerdos....