jueves, 21 de mayo de 2009

La pandemia



Olvidaos de la gripe porcina. La pandemia más peligrosa de todas, la que puede acabar definitivamente con esta roca azul que flota en el espacio, ya está aquí y, por desgracia, para este mal no tenemos vacuna.
Hablo de lo que el Dr. Kloster denomina “SCP” (Síndrome de Canguelo Planetario), un padecimiento contagioso, progresivo e incurable cuyo origen se remonta al comienzo del siglo XX, pero que en los últimos años ha progresado hasta alcanzar niveles muy peligrosos.

Quizá tuvo la culpa Orson Wells con aquel famoso programa radiofónico de 1938 en el que anunció un ataque de Marte a la tierra. La presunta invasión extraterrestre provocó ataques de pánico y suicidios por doquier. Y es que el insensato de Wells no inventó una catástrofe local o nacional, sino mundial. Aquel día un escalofrío cósmico estremeció la piel de nuestro planeta y la Tierra entera empezó a ser consciente de que el fin anunciado en la Biblia podía estar a la vuelta de la esquina. Hasta entonces habíamos padecido epidemias varias, pestes misteriosas y letales, pero como el campesino de Albacete no tenía ni idea de lo que ocurría en Guadalajara o en Sidney, moría tan ricamente sin contagiar su canguelo a los demás.

La globalización del miedo ha cambiado radicalmente las cosas. Los medios de comunicación saben que nos encantan las catástrofes planetarias, que necesitamos alimentar nuestra hipocondría con periódicas informaciones de carácter científico más o menos reales que llenen las portadas de los periódicos y los programas de televisión. Así llegó la fiebre del cambio climático, la capa de ozono, el pollo belga, el pescado japonés, las vacas locas, la gripe aviar, la gripe porcina. Y mañana surgirá el meteorito fantasma, la vuelta de los dinosaurios, las abejas radioactivas… Lo importante es que la fiesta no decaiga y que sigan forrándose los más avispados.

Leo hoy en la prensa que las mascarillas contra la gripe triunfan en la feria internacional de Cantón. Para que luego me hablen de las supersticiones medievales, del horror a los castigos divinos y de las procesiones de penitentes flagelándose por las calles.

Tengo para mí que nunca como ahora ha habido tanto miedo a la muerte, al dolor, a la enfermedad, a la pobreza.

Ha llegado el momento de invertir en ansiolíticos. Es el negocio del futuro.

15 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenas, tengo una duda que llevo planteandme desde hace tiempo...quien es Kloster? es otra persona o es alguien imaginario? siempre he pensado que era alguien, pero el otro dia mi padre me dijo que era alguien imaginario!!! es verdad? Gracias!!

Bernardo dijo...

Buenos días!

Invertir en ansiolíticos, y donar las ganancias a la Iglesia. Sería como canalizar de algún modo el mal derivado de olvidarse de Dios, reinvirtiendo los fondos en la verdadera cura.

Claro, que esta idea se podría extrapolar a otros negocios. ¿Sería moralmente lícito invertir en acciones del fabricante de las pastillas abortivas para dedicar las ganancias a campañas contra la píldora abortiva? ¿Invertir en fabricantes de condones para financiar campañas de protección de embarazas en riesgo de aborto?

Pienso que quizá no, porque el fin (salvar vidas) no justifica los medios (financiar la fabricación de pastillas abortivas).

Lo verdaderamente meritorio tendría que ser rizar el rizo: que el dinero para ayudar sea además obtenido por medios moralmente lícitos.

Pero las farmacéuticas que fabrican pastillas abortivas también fabrican otras medicinas que sí curan enfermedades. ¿Qué hacer, entonces?

Bueno, me despido con una nota breve: anoche tuvimos nuestra primera "falsa alarma" con Carmen: contracciones cada 3-5 minutos, pero no se desencadenó el parto.

Yo creo que Carmen nacerá antes del fin de semana. ¡Tengo unas ganas tremendas de verle la cara!

chon dijo...

Es verdad que tenemos un miedo enorme al sufrimiento. Cualquier cosa vale para evitarlo.

Respecto al SCP, leí que un Papa reciente tuvo una visión y que duraría 100 años. Debe estar a punto de acabar.

Isa dijo...

¡Qué buen artículo! tiene usted toda la razón; pero...no me diga que no son bonicas esas mascarillas...
¡Menudo es la gente de negociante!

Enrique Monasterio dijo...

Bernardo, yo también tengo ganas de echaros la vista encima. Y cuando nazca Carmen no me la pierdo.

Enrique Monasterio dijo...

Chon, no te creas esas leyendas

Nuevepornueve dijo...

BIEN VISTO, D. ENRIQUE!
INVERTIR EN ANSIOLITICOS PUEDE SER LA SOLUCIÓN PARA LA RECONVERSIÓN DE LOS FABRICANTES DE LAXANTES... CON TANTO "CANGUELO" GLOBAL... VAN A TENER QUE DEDICARSE A OTRA COSA!

Y perdóneme el abuso de usar su "casa" para mandar un mensaje: A quienes me habéis saludado recientemente: GRACIAS!

carlos esteve dijo...

que buen post Don Enrique. Me siento muy identificado con lo que dice. Estoy cansadísimo de la apocalipsis diaria. Lo malo es qque cuando de verdad venga el lobo nos comerá.

Yo siempre aquejo de mis malas notas al cambio climático, mi poco ahorro a la crisis mundial, mi poca sabiduría a la LOGSE, y así me quito problemas y responsabilidades!un saludo

lolo dijo...

La globalización del miedo...¡andá!
Pues yo, otra vez antiglobalización.

Don Enrique, ayer regalé su "Pensar por libre " a un chico que se confirmaba.
Entre el Sacramento y la lectura algo se hará, ¿no cree?

Pues venga, vamos a ser, un poco, positivos.

Anónimo dijo...

Todo el mundo toma alguna pastilla para sobrellevar su vida.
Yo creo en otras medicinas pero algunos me llaman fanática religiosa.No sé, puede que tengan razón, pero por lo pronto todavía no me he gastado ni un euro en ansiolíticos.
¡Me va mejor que a ellos!

Pierre Nodoyuna dijo...

Cuando se prescinde de Dios, se inventan las religiones más absurdas. Pero los mandamientos y los pecados, la pena y la culpa, siguen en pie, con otros nombres: reciclaje, híbridos, antiglobalizador, antiabortista, políticamente incorrecto.... You name it!!!!

GAZTELU dijo...

QUERIDA INES,solo con leerte se puede ver tu grandeza de corazon.
Con todo cariño te digo que con el tema de los ansioliticos hables con tu delicadeza de siempre,es un tema serio y yo soy una de esas personas que necesita esas pastillas para vivir,es una de mis cruces y hay dias que me cuesta la desesperanza mas grande siquiera abrazarla. Me reconforta saber que de esa cruz salen frutos muy grandes.
BESOS

Anónimo dijo...

¿Y no es mejor hacerse Psiquíatra?

Anónimo dijo...

ja,ja,ja.. D. Enrique.

De dónde saca tanta energia?

Anónimo dijo...

No quisiera dar la impresión de que me río de las personas que necesitan de ayuda médica para luchar.¡No es así!
Lo que quiero decir es que muchas veces buscamos la ayuda en la química cuando parte de la tranquilidad depende de nosotros mismos.Supongo...