sábado, 15 de agosto de 2009

Besos y agua bendita


La ministra de la gripe ha dicho que nada de besos, ni de darse la mano ni de mojar los dedos en agua bendita.

Claro que si el agua está sin bendecir, no pasa nada: podemos mojarnos los dedos y el resto del organismo en las piscinas públicas y privadas. Al virus lo que le mola es el agua bien bendecida. En las piscinas tiene terminantemente prohibido el paso.

¿Y los besos? Seguro que aprovechan la ocasión para cerrar esos locales con lucecitas rojas y nombres sugerentes que florecen en las carreteras. ¿O no?

14 comentarios:

maría dijo...

Me ha gustado el Post, ¡Qué alarma social estamos creando! Le quería contar una anécdota D. Enrique, ayer a un conocido mío le negó el cura la comunión por quererla en la boca en lugar de cogerla en la mano, bajo el pretexto del contagio de la gripe.
Recemos mucho por este sacerdote.
María

Mar dijo...

Que graciosos son. Que fijación con la Iglesia. Y que pasa con las fuentes en las que está todo el mundo con los pies dentro para refrescarse del calor. Y de la Playa de Gandia, Cullera... que no pueden ni respirar de lo juntas que tienen las toallas. Es que ahí no se pilla la gripe? Que fuerte!

inés dijo...

D Enrique, el día 9 falleció mi padre.
Hoy habrá celebrado con su Virgen este día tan especial.
Yo le he pedido que nos mande un poco de cordura a todos...a Dña Trinidad también.

sombrero de playa dijo...

Si la ministra metiera un poco los dedos en agua bendita, o m'as bien, el brazo hasta el codo, algo se le pegaria, pero de otro estilo.
Tiene narices el asunto! Por no decir otra expresion menos politicamente correcta.(tengo problemas con el teclado para poner los acentos. Es extranjero)

Enrique Monasterio dijo...

He rechazado algunos comentarios sobre esta cuestión, todos de "anónimos" más o menos enfadados.
Lo siento. Seguramente les pareceré un censor intolerante. Es posible que lo sea, pero no quiero polémicas crispadas sobre este asunto ni sobre ningún otro. Al menos en este blog.

Unknown dijo...

Esta ministra de la gripe no sabe ni lo que dice. Se limita a leer lo que le escriben y punto. Esto es un ataque contra la iglesia católica, y todos los que la formamos.

Yo por mi parte no les haré ni caso, estoy en uno de los grupos de riesgo, no me voy a vacunar, que sea lo que Dios quiera.

Anónimo dijo...

El otro día me dijeron que la creación son los besos de Dios a la nada. ¿Esos no estarán prohibidos, no?

Anónimo dijo...

Ven ataques donde no los hay. La obligación de la ministra de sanidad es advertir los medios básicos para limitar el contagio. Tengo la impresión de que cualquier cosa les viene mal por el color político del gobierno actual. Sin embargo debemos distinguir cuestiones políticas y cuestiones de Estado. Es posible que haya alarma social pero también es cierto que el deber del ministerio de sanidad es tener preparadas vacunas y enseñar a prevenir el contagio. No olvidemos que son recomendaciones.

Y por cierto hace mucho que no encuentro Iglesias con agua bendita en la entrada.

Ana

Rosa dijo...

pues yo la pienso seguir utilizando, a pesar de lo que diga la Ministra.

Mariano C dijo...

Don Enrique,.....
Es que crispan mucho o ¿no?
En fín, como dice "Mar", ¡Que graciosos son con su fijación en le Iglesia!

Galsuinda dijo...

Je, muy bueno. Con lo escrupulosos que somos manejamos dinero (billetes y monedas) que a saber quién habrá tocado o qué estornudo no habrán recibido.

Saludos

Gonzalo dijo...

Yo voy con la mano y con Rosa.

:)

José Pardo dijo...

La ministra no sabe cómo hacer para llamar la atención. ¡Las playas de nuestras costas tan repletas de personas buenas que disfrutan del sol y del agua!. ¿Qué sabe la ministra del agua bendita para prohibirla? En una parroquia a la que asistía hace tiempo, el agua bencita salía de unos pequeños grifos. Será cuestión de enviarle una foto.

Pablo dijo...

El furor higiénico de la ministra aplicado a la liturgia también tiene cosas buenas: ha recomendado que se confiese en el confesonario, y no cara a cara, para prevenir el contagio entre cura y penitente.