martes, 24 de noviembre de 2009

Primera crónica desde el Paraíso


Esa amiga nuestra que se disfraza de "historias del metro" ha estado en Mozambique unos cuantos días y ya ha regresado a Madrid con "metros y metros de historias".

Debe de ser cosa de la edad, pero el viaje me ha tenido inquieto durante este tiempo. Me dice Kloster que empiezo a "abuelear" descaradamente, pero no tiene razón. Lo que pasa es que me da envidia: cuando yo tenía su edad (la de Kloster no, la de la viajera) hacía excursiones a San Sebastián como mucho.

Además ella escribe bastante mejor que yo, y no hay derecho. Leed si no lo que ha escrito aquí estos días y no os perdáis lo que nos promete para las próximas semanas.

6 comentarios:

Isa dijo...

Pues sí que escribe bien sí, pero mejor es el contenido...
De todas formas, nada de envidias, que nosotros "adoramos" su blog y yo, por lo menos, me quedo maravillada con sus anécdotas...jeje.
Por cierto, qué impresión lo de África...yo también hubiera sufrido...

yomisma dijo...

Kloster se equivoca: Ud no empieza a abuelear, lo ha hecho hace tiempo.... Y no es mala cosa, que los abuelos enriquecen las vidas de los nietos una barbaridad. Yo estoy deseando ser abuela, y aún me queda un rato.

Diosenmicalle dijo...

Seguro que Kloster también va cumpliendo años.

Gracias por el artículo que nos recomienda. Voy a leerla, pero si usted la publicita, es buena.

Un cordial saludo

Tinta

Almudena dijo...

Bienvenidos el abuelo con sus batallitas y la nieta con las suyas. Los que leemos las de ambos salimos ganando.

Unknown dijo...

Es interesante y está muy bien escrito. Gracias, se notan las canas

Historias del Metro dijo...

Me da pudor escribir en esta entrada! Lo que pasa es que si dejo estar eso de que "escribe mejor que yo", va a parecer que creo que es verdad, y es evidente que no es así.
De todas formas, puedo asegurar que las historias africanas no son ni una milésima parte de surrealistas y entretenidas que las que le suceden a usted y cuenta aquí.
Le agradezco infinitamente la mención, y le envío, de paso, todos mis respetos al Sr. Kloster.