domingo, 1 de noviembre de 2009

Todos los Santos


—¡Eh, despistado!, ¿no saludas o qué?

—Perdona Juan Antonio, es que no me había fijado.

Mi encuentro casual con un viejo amigo me ha llevado a pensar que, en efecto, soy un cura despistado. Voy por la calle pensando en mis cosas, viendo sin mirar o mirando sin ver. Luego he llegado a la conclusión de que la fiesta de hoy —Todos los Santos— es una invitación levantar la barbilla y mirar hacia arriba, al Cielo, sin miedo a que nos deslumbre el sol. Sí, es bueno recordar que hay una multitud de santos en el Paraíso, la mayor parte desconocidos, que están también a nuestro servicio. Más de uno podría decirnos lo mismo que mi amigo:

—¡Eh, tú! ¿No me saludas?

Hay demasiados espíritus encorvados, que de tanto mirar al suelo chocan contra las farolas y ni siquiera reconocen a Dios cuando pasa a su lado.

3 comentarios:

Bernardo dijo...

¿Se imagina la tensión mental y emocional de los Apóstoles tras aparecérseles Jesús resucitado? En cualquier momento podían encontrar de nuevo al Maestro, en el camino, en casa, ¡en cualquier lado!

Isa dijo...

Tiene usted toda la razón; a veces vamos muy encorvados y no nos damos cuenta de que o se cambia de posición o la vida no se ve con la perspectiva correspondiente, ni con la felicidad que conlleva, claro.
A mí la fiesta de hoy me gusta mucho; porque me recuerda que tengo en el cielo a tantos y tantos intercesores y que si yo lucho por ser santa voy a estar con ellos algún día...¡Ojalá! pero cuando Dios quiera, claro...

Anónimo dijo...

Hoy es una fiesta preciosa!!!. La verdad es que es bonito pensar en la "Iglesia triunfante" rezando por todos nosotros.