miércoles, 18 de enero de 2012

La fuerza de las palabras


Son las 8 y cuarto de la mañana. En el dispensario médico unas amables vampiras con bata blanca extraen sangre a pacientes en ayunas. A mí también, ya que el médico quiere saber si estoy tan sano como parece.
Entra un niño de ocho o diez años con su madre. Lo acomodan en el sillón, y se remanga el brazo derecho.
―¿Me va a doler?
―No te vas a enterar. Tú haz lo que te diga y mira el cuadro ese que tienes ahí delante.
―¿Qué me vas a hacer?
―Te voy a perforar una venita y…
El chico se desmaya y cae a plomo. La madre monta en cólera.
―¡Es que dice usted unas cosas…!
―¿Qué he dicho?
―¡”Perforar”! ¿Le parece poco?
Para rematar la historia me vendría muy bien que se oiga a lo lejos el estrépito de una perforadora neumática, pero es demasiado temprano para eso.

7 comentarios:

Relicary dijo...

Ésa es la palabra adecuada en el momento preciso. Pobrecito.

De repente me he acordado de otras palabras con fuerza de consecuencias menos dramáticas: "Toma y lee".

Vila dijo...

jajajaja en el hospital donde yo voy no dejan pasar a las madres, pasan los pequeños solos, aunque sea bebes de meses, y hasta ahora ninguno ha salido en camilla...

Realmente no fue muy acertada la expresión.

Y me alegra que sea responsable y que se haga la correspondiente revisión médica de rigor.

yomisma dijo...

Pues desmayado es facilísimo sacarle sangre. A mi hijo lo tenían que sujetar dos o tres enfermeras y aun así se oían los gritos hasta en la calle...

Anónimo dijo...

yo no creo que sean solo las palabras,mi hijo solo de ver algo fuerte en la tele se marea y a mi si me hablan de cosas truculentas me caigo redonda y me pongo malisima.

José Herrera dijo...

jajaja!! en ocasiones por tratar de que suene bonito algo, se termina lanzando toda la verdad absoluta de lo que se piense hacer...
Pero bueno, luego ya le pudo perforar más tranquilo me imagino.

Mercedes dijo...

Lo mejor es decirle la verdad, en tono tranquilo: "a lo mejor te duele un poquito, pero no tanto como parece". Así el chaval va prevenido, pero no aterrado.
Una vez, en la sala de espera un padre no hacía más que decirle a su hijo lloroso que no le iban a hacer nada, que sólo iban a pasar un momentito y cuando llegó el momento el chaval lloraba a grito pelado y al salir le iba diciendo el padre: "¿te ha hecho daño? ¡qué malo es el médico!¿verdad?". Así no se puede.

Rocío dijo...

Yo creo que sencillamente la madre estaba también aterrada y lo transmitió al chico... que tal?