lunes, 14 de mayo de 2012

Un artículo sobre Roberto Martínez

Cuando di noticia de su fallecimiento en Gaztelueta, dije que apenas lo conocía, que era un hombre discreto y callado. Después de leer este testimonio y otros semejante empiezo a darme cuenta de lo que me he perdido.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues vaya tío

Relicary dijo...

Mmmm, a ver cómo expreso lo que siento... En muchos casos, el verdadero valor de una persona se muestra en la huella que dejó en los que le rodeaban.

Si Roberto ha dejado esa huella positiva, ese entusiasmo, cumplió con alegría su deber, alcanzó las metas que deseaba, trabajó incansablemente y no se limitó a lo "justito"; es entonces una persona a tener en cuenta y a imitar.

Se ha marchado viviendo una vida plena y los que le conocieron han estado junto a él más cerca del Cielo. Éso es un gran apostolado y ejemplo.

Que las semillas que repartió germinen muchos años. Me recuerda al caso de Don Pablo Dominguez Prieto, cuyos escritos estoy disfrutando estos días.

Papathoma dijo...

Cuando se muere alguien así, siempre protesto a Dios, porque no lo entiendo.

Después, cuando me entero de cómo era, pienso:de seguir en la tierra no lo hubiera conocido, y como yo... tantos otros. Quién sabe lo que hará desde allá arriba.

pacita.. dijo...

Una amiga hace poco me dijo que a veces Dios se enamora de esa persona y se la lleva pronto ,a mi me gustó la explicación.