miércoles, 17 de octubre de 2012

¿La moraleja?

Me preguntan cuál es la moraleja del "cuento de terror" que escribí esta mañana.
A primera vista (a priori dirían otros) es lógico; se supone que un cura como el que suscribe debe sacar siempre una enseñanza moral, algo "positivo" y tranquilizador. 
Por lo demás, soy consciente de que la historia del robot suicida no es precisamente una Parábola evangélica; pero tampoco es para ponerse así, queridísimas Cordelia y Adaldrida. A veces uno tiene pensamientos perversos no pecaminosos y necesita convertirlos en cuentos, en relatos surrealistas o en bromas de humor negro. Yo suelo utilizar a Kloster para estos desahogos seudo literarios, pero en esta ocasión me vino el cuento entero a la cabeza en dos segundos cuando vi que un radar de la ilustre alcaldesa de Madrid me cazaba en un descuido. Dos días después tenía la multa y la foto en casa. Sólo un robot puede ser tan frío, tan veloz y tan eficaz.
Escribí entonces la historia de un tirón y la metí en el congelador por ver si resistía el paso del tiempo. Resistió a pesar de no tener a mano ninguna moraleja.
Después de colgar el cuento en el globo y a la vista de las reacciones, he preguntado a Kloster si se le ocurría alguna moraleja, más que nada para salvar la cara.
--Por supuesto --me ha respondido--. Aquí tienes dos:
1. No te fíes un pelo de los curas; por la mañana escriben piadosamente sobre la fe y, por la tarde, se convierten en vampiros y asesinos de robots.
2. Fíate aún menos de las maquinitas que nos poseen. Se empieza discutiendo con el GPS y se termina con una antena implantada en la coronilla y una prótesis en la oreja para obedecer al Iphone o al abrelatas electrónico.
Y el caso es que a mí me ha gustado el cuento, y como el globo es mío, tal vez me decida a seguir esa línea. ¿Verdad Kloster?
--Tendrías que pasar por encima de mi cadáver. 

8 comentarios:

ARdV dijo...

Pues me parece! El globo es suyo, y a mi me encanta TODO lo que pone, aunque algunos días sea más fácil de entender que otros...

Rocky Balboa dijo...

A mí me gustó, lo que pasa esque prefiero historias con personas, que piensan por sí mismas...

ex-anónimo dijo...

Pues a mí me gustó mucho y creo que la moraleja está en la línea de siempre, leyendo los clásicos con nuevos ojos: "hay q descubrir a Dios en todo y no dejarnos ”robotizar” por lo q nos rodea".
Siga cómo quiera D. Henry pero continúe siempre con sus entradas!!!!
Ah!!! ¿Pa´ cúando una serie "desgranando" el Padrenuestro?
P.D. He descubierto q debo ser la fan número 1 de las comillas (y de los signos de exclamación)

Cordelia dijo...

Insisto: es muy, muy bueno. No tiene que dar explicaciones, el blog es suyo. A mí lo que me pasa es que se me recome la envidia.
Kloster, mírate al espejo, no sea que seas un robot y te veas frito en menos que canta un gallo.

Asumpta dijo...

Eso esta muy bien,me gusta mucho la primera moraleja,no hay que olvidarse de los Heavy metal,que tambien tienen derecho a confesarse...

Adaldrida dijo...

Hombre... El cuento es muy bueno y no reaccioné tan mal, simplemente dije que no me gustó aunque fuera bueno ha ha ha. A priori lo diría, sí o si.

Buzo dijo...

Pues a mi me encantó y me quedó bien claro.

miryam m dijo...

A mi también me encantó, como todo lo demás. Creo que no necesita defensa ni explicaciones.