lunes, 31 de marzo de 2014

Otro anuncio

Éste parece un poco mejor

El anuncio del lunes

Lo Siento, no he encontrado nada MEJOR lunes.

sábado, 29 de marzo de 2014

Manos de barro (*)

El reloj marca las 10,45 de la noche. Dentro de un rato se adelantará solo y tratará de robarme una hora de sueño. Quizá lo consiga. Yo, por si acaso, abro el misal y leo los textos litúrgicos de la Misa de mañana. Algo tendré que decir en la homilía.
El pasaje evangélico del “Ciego de nacimiento” siempre me ha impresionado. Habla de la fe como luz y de la ceguera de aquellos que se resisten a creer. Si lo comentara palabra por palabra me alargaría más de lo razonable.
Seguramente me quedaré en el comienzo de la escena: Jesús ve a un ciego que pide limosna junto al camino; toma un poco de tierra del suelo, escupe sobre ella y la aplica sobre los ojos del ciego.
¡Qué cosas tiene el Señor! ¿Quién se dejaría tratar con semejante colirio? Y, sin embargo, el Maestro sigue empleándolo cada día. Quiere sanar a los ciegos, a los sordos, a los leprosos de este mundo, con manos de barro, con las manos de este cura embarrado.
Recuerdo el poema de Miguel Hernández: “me llamo barro aunque Miguel me llame…” También yo me llamo así. Manos de barro que limpian las heridas, que dan luz a los ojos, que acarician el alma de los que se dejan tocar por ellas.
Pero es preciso que el barro tenga fe en su propio poder de sanar; que no olvide nunca que Jesús mismo escupió sobre esas manos y las endiosó con su saliva.
No puedo cansarme de confesar; es lo único útil que sé hacer con mis manos.

(*) Hace algún tiempo el autor de la espléndida fotografía que incluyo en este post me autorizó a publicarla, y lo hice no sé donde. También he olvidado el nombre del artista, y lo siento. Si se asoma por aquí, le ruego que me refresque la memoria.



viernes, 28 de marzo de 2014

Un chiste de desagravio,,,


...por no haber nada escrito ayer


miércoles, 26 de marzo de 2014

Marzo marcea





Ya habían florecido los almendros del jardín cuando el viento huracanado se los llevó por delante. Luego, al caer la tarde, vino la nieve iracunda. Nevaba en todas las direcciones, de arriba abajo y de abajo arriba. Era una nieve siberiana, antisistema. Nada que ver con los plácidos copos burqueses que cayeron durante el invierno.
Dice el refrán que “cuando marzo mayea, mayo marcea”. Este año marzo mayeó esplendoroso hasta el día 21, pero con la llegada de la primavera, ha puesto en marcha una nueva glaciación.
Por favor, que alguien actualice los refranes meteorológicos. Cuando marzo marea, Kloster berrea.
Bajo a Madrid para someterme a “una-pequeña-intervención-quirúrgica” (léase todo seguido) en la oreja izquierda. Mi dermatóloga de cabecera tiene su autoestima muy alta. No necesita que nadie la aplauda. Ella misma se anima mientras trabaja.
―¡Perfecto, va a quedar estupendo…!
Una doctora así estimula mucho al paciente. Como además es joven y simpática, Kloster charla y charla con ella cobre la próxima visita de los Rolling Stones a España.
―¿Y usted, padre, qué opina?
Echado en mi camilla, me manifiesto amigo de Beatles y de Elvis.
De nuevo en La Acebeda, las nubes toman aliento antes de descargar la próxima nevada.

martes, 25 de marzo de 2014

Encarnación del Señor, Anunciación a María.


¿A quién miramos? ¿A Jesús o a María?
Hoy la Iglesia celebra la Encarnación del Verbo. El centro de esta gran solemnidad es por tanto el Logos: Cristo, el Señor. Hoy, el que no cabe en el universo se encierra en el seno de una Niña; el que trasciende a todos los tiempos, el Dios Eterno, entra en la historia en un segundo prodigioso. Tiempo y eternidad se abrazan en el vientre de una Virgen.
El Verbo se ha hecho carne y nuestra mirada tiene que centrarse en Él. Por eso..., miraremos a los ojos de María. Dios está escondido en su seno, y en la mirada de nuestra Madre hay, desde ahora, una chispa divina. Esos ojos enormes, transparentes como los de un niño, son el mejor camino para encontrar a Jesús.
Cuando una mujer espera un niño todos miramos a la madre. Y si esa Madre es también la nuestra…, y si Dios va a ser nuestro Hermano pequeño…

Pero ¿quién es María? Estos chicos lo explican así:
 

El activismo nos lleva a movernos continuamente, nos impide permanecer tranquilos, escuchar ese silencio a través del cual el Señor se nos comunica con su voz discreta.
María, en la Anunciación, está absolutamente recogida y por eso abierta a la escucha de Dios. En ella no hay ningún obstáculo, ningún filtro que la separe de Dios. Ese es el significado de su ser Inmaculada, sin pecado original.”
Benedicto XVI, Roma 8 diciembre 201

lunes, 24 de marzo de 2014

El anuncio del lunes


Un anuncio sincero: el Smart reconoce que no sirve para escalar montañas ni para vadear corrientes de agua. Pero en ciudad es imbatible a la hora de aparcar.

El Clásico

 Vargas Llosa, nuestro Premio Nobel de Literatura, acaba de decir que es necesario acercar los clásicos a la gente corriente. Y añade que envidia a los ingleses y a los franceses, que, según él, “tienen una relación estrecha y viva” con sus clásicos.
No sé de qué se queja el maestro. Ayer, sin ir más lejos, quince millones de españoles han contemplado el clásico de los clásicos. Y durante la semana que empieza no se hablará de otra cosa en esta tierra. 

domingo, 23 de marzo de 2014

El año próximo será fiesta


Desde 1994 hasta ayer mismo, el 23 de marzo ha sido una fecha agridulce. 
En 1953, a las tres de la tarde de este día, me rompí la calavera contra un árbol y puse en jaque a medio mundo ante mi más que seguro fallecimiento.
Superado aquel trance, el 23 de marzo se convirtió en mi “cumpletortas”. Y lo celebré de la mejor manera posible hasta 1994.
En 1994, don Álvaro del Portillo se nos fue al Cielo inesperadamente. Acababa de regresar a Roma de una peregrinación a Tierra Santa y Dios le concedió celebrar su última Misa en el Cenáculo de Jerusalén, donde el mismo Jesucristo celebró la primera con sus Apóstoles.
A partir de ese día se me pasaron las ganas de celebrar nada. Don Álvaro había sido más que un padre, y lo quiero más cada año que pasa.
Cuando se abrió el proceso de beatificación de don Álvaro, el recuerdo de su muerte se coloreó de esperanza. Volví a celebrar mi “cumpletortas”. Y ahora sé que, a partir del 27 de septiembre a don Álvaro lo llamaremos “Beato”.
―¿Beato don Álvaro?
―¡Qué cosas tienes, Kloster! Habrá que quitarle el “don”.
―Me va a resultar difícil. Don Álvaro fue todo un señor además de santo. El “don” le sienta la mar de bien.
―En cualquier caso, supongo que, como suele ocurrir, la fiesta del nuevo Beato coincidirá con su diez natalis, es decir con la fecha de su nacimiento en el Cielo: el 23 de marzo.
―¿Y seguirás diciendo que es tu cumpletortas?
―Naturalmente; pero la fiesta será doble.

viernes, 21 de marzo de 2014

La alondra




Hasta ahora los pájaros sólo se hacían sentir de madrugada a la hora del desayuno. Después de toda una noche sin probar bocado, gritan como posesos disputándose cualquier cosa. Es mejor momento para verlos: hasta los más escondidizos salen a la luz y se ponen a tiro de mis prismáticos. 
Sin embargo la brusca llegada de la primavera parece haber alterado las costumbres de las aves. Esta mañana han aparecido los primeros aviones. Nunca los había visto en una bandada tan compacta. Se conoce que van de viaje camino del norte, igual que las águilas calzadas que pasaron hace unos días. 
Llevo más de treinta años observando a las aves y no dejan de sorprenderme. Hace dos días se plantó en mi jardín una alondra y se puso a cantar como si ya estuviésemos en mayo. Me habría gustado preguntarle a quién y por qué cantaba, tan sola y tan temprano, pero no me atreví a mover un músculo. 
Decidí comenzar el rezo del Breviario como todos los días: 

Iubilate Domino, omnis terra, servite Domino in laetitia   
“Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con aclamaciones”
Mi canto era, como siempre, silencioso. Yo ponía la letra. La alondra, la música. Lástima que durara tan poco.


jueves, 20 de marzo de 2014

"Abuelear"


"Abuelear" es un verbo muy expresivo que me inventé hace algunos años para echárselo en cara a mis hermanos con ocasión del nacimiento de sus primeros nietos. No se enfadaron lo más mínimo. Al contrario, lo han incorporado a su diccionario y a su vida diaria.
Bueno, pues ahora resulta que yo también abueleo sin el menor pudor. Y es que mis antiguas alumnas tienen unos niños guapísimos. Santi y Amalia, por ejemplo, vinieron a visitarme hace unos días y me anunciaron que estaba a punto de nacer María Eugenia. Aquí la tenéis. Llegó el día de San José.
No me negaréis que es lo más precioso del mundo. Además han elegido un nombre que me encanta por dos o tres razones. 

El irresistible encanto de los posesivos




¿Quién será su estilista? 
Me gusta la publicidad. Lo he dicho muchas veces. Nada como una buena serie de anuncios en televisión o incluso en la radio, con tal de que no los repitan hasta la nausea del oyente.
Ayer, camino de Madrid, mi emisora favorita me obsequió con quince o veinte seguidos y comprobé una vez más la eficacia de los adjetivos posesivos: “consulta a tu farmacéutico”, “lo encontrarás en tu supermercado más próximo”, “habla con tu dietista”…
Es agradable saber que uno tiene supermercado propio y dietista de cabecera; pero, cuando una voz femenina me aconsejó ir a “mi estilista”, detuve el coche, cogí el IPad, apreté un botón y pregunté a “Siri”:
―Oye, amiga ¿tú sabes quién es mi estilista?
Siri hizo una pausa y, al fin, respondió:
―Lo siento, no puedo ayudarte en este momento.
Me lo temía

  

martes, 18 de marzo de 2014

Los 40 de Vicente y Marisa



Cuando salgan estas líneas en el globo Vicente y Marisa estarán celebrando el 40 aniversario de su boda con una misa sencilla y discreta, como corresponde a una feria de Cuaresma en la solemne víspera de San José.
Marisa y Vicente son los suegros de mi amigo Nacho y, por tanto, padres de Alicia, la novia de aquella boda de Gazolaz que ya conté en el globo. También son los padres de Vicente, Inés, Gonzalo y María Teresa. María Teresa vive en Bélgica desde hace unos cuantos años y las tres chicas son antiguas alumnas de Aldeafuente.
Vicente y Marisa son un poco ingenuos. Creen que un aniversario tan redondo pasará inadvertido a sus cinco hijos y a sus siete nietos (todos de Alicia y Nacho). Tengo para mí que hasta Valvanera conoce ya la noticia. (Valvanera es la octava de Alicia, que nacerá la semana que viene y habrá que bautizarla cualquier día de éstos).
No sé si os habéis dado cuenta de mi especial apego a esa tribu. ¡Quién pudiera estar con ellos ahora para contagiarme con su generosidad y su alegría desbordante! Me siento orgulloso de ser su cura de cabecera.

lunes, 17 de marzo de 2014

El anuncio del lunes

No es publicidad comercial, pero sí un gran anuncio, y de los que no engañan. Estamos convocados para el 23 de marzo.

domingo, 16 de marzo de 2014

Un haiku sin palabras




Nueve de la noche. He terminado mis deberes y salgo al jardín a tomar baños de luna.
En el jardín hay tres farolas redondas que avivan mis malos instintos. Están pidiendo una buena pedrada y aquí hay abundancia de guijarros al alcance de la mano.
Hoy no. Al cruzar la puerta descubro que la luna llena se ha posado sobre una de las farolas. Sospecho que quiere decirme algo que no sé interpretar. Me siento en el porche y saco una foto. Un segundo después la sombra de un pájaro negro cruza silencioso entre las dos esferas de luz.
Me digo que aquí hay un haiku escondido; pero ni siquiera intento traducirlo en palabras. Conozco mis límites.
Kloster y yo rezaremos el Rosario antes de cenar.
 

sábado, 15 de marzo de 2014

En crisis


He perdido el sentido de la medida. Antes era capaz de escribir 3.300 caracteres para Mundo Cristiano en un plisplás, sin pestañear y sin pasarme ni quedarme corto. Pero con los años cada vez me resulta más difícil; cada día necesito más espacio. Los viejos somos charlatanes impenitentes también por escrito. ¿Cómo compendio yo en una sola página todo lo que quiero escribir en un e-mail a Cristóbal Colón. 
En el fondo no debería ser complicado; sólo trato de explicar lo que tienen en común América, la penicilina, el microondas y el café expreso. Seguro que Antuán o Cordelia me lo saben decir en cuatro líneas.
Termino mi jornada laboral y salgo al jardín para ver la luna llena.

viernes, 14 de marzo de 2014

Oración, ¿para qué?



Estos chavales de Fearless están editando unos vídeos sorprendentes. He mandado éste a un amigo y me me ha contestado lo siguiente:
"No resulta fácil en esta sociedad nuestra encontrar chicos y chicas tan descaradamente "normales". Ser "normal" cada vez es menos "corriente". Lo que mola es el feísmo, el exabrupto. Por favor, dígame dónde puedo encontrar un niño como ése. Lo necesito como yerno con urgencia."

Olvido


He hecho una escapada a Madrid y acabo de regresar a La Acebeda. Abro la mochila para sacar el IPad y compruebo que no está. Sin duda me lo he dejado en casa sobre la mesa de mi dormitorio. También he olvidado el Kindle.
El problema no es grave. Mañana por la mañana tengo una cita en Madrid y no me costará nada recuperar esos aparatos.
Entonces, ¿por qué me siento como si estuviera desnudo? Es verdad que en esos mágicos juguetes guardo los apuntes de las asignaturas, un centenar de guiones, el breviario, el misal y un montón de libros de todo tipo; pero, no nos engañemos, con un boli y un folio en blanco me basta para afrontar con dignidad los problemas más urgentes.
Sin embargo, la ansiedad persiste y me viene a la memoria un incidente lejano que quizá tenga algo que ver con mi penosa situación de hoy.
Eran las nueve de la noche de un día del mes de octubre de 1983. Aquella tarde había estado dentro de un confesonario casi tres horas seguidas. Al final predique una meditación y, al acabar, salí a la calle. Era el momento de regresar a casa. Metí la mano en el bolsillo en busca de tabaco y comprobé que, en efecto, había un paquete, pero estaba completamente vacío.
Por entonces yo consumía unos 25 pitillos al día, y aunque, mientras estuve en el confesonario no sentí el menor deseo de fumar, nada más respirar el aire fresco de la calle, comprendí que si no me echaba un cigarro cuanto antes sería el hombre más infeliz del mundo.
Me dije que era absurdo, que había aguantado cuatro horas sin humo y sin el menor síntoma de ansiedad. ¿Qué importaba esperar otros veinte minutos antes de llegar a casa? El argumento no me tranquilizó y, para colmo, era sábado. Los estancos estaban cerrados y en aquella zona de Madrid no había máquinas de tabaco ni nada por el estilo.
Terminé fumándome un purito habano, pequeño pero sabroso, que me regaló el  escolta de un ministro del gobierno socialista, que vivía en un chalet vecino.
―Fúmeselo, padre ―me dijo condescendiente―; a mí me sale gratis. Mi jefe los recibe desde Cuba.
Era un puro de izquierdas. Debía haberle sacado más partido; pero unos días después ―el 7 de noviembre― dejé de fumar para siempre.
 

jueves, 13 de marzo de 2014

Diario breve

El Betis gana 1-0 al Sevilla.  Aún quedan 45 minutos. Esto no ha hecho más que empezar; pero hace cincuenta años yo fui del Betis y no lo he olvidado del todo.
Haré examen de conciencia y me iré a la cama antes de que reaccione el Sevilla. No me gusta pasarlo mal ni en el fútbol.
“El equipo verdiblanco” hoy es verdinegro. ¿Estarán de luto?
“Sufre el Betis” según el locutor. Somos un pueblo trágico; nos encanta la épica del sufrimiento.
Hoy he ido de excursión y he tenido una charla muy interesante con un mirlo acuático. 

miércoles, 12 de marzo de 2014

Don Álvaro en la red

)


Don Álvaro del Portillo, que, como sabéis será beatificado en Madrid el próximo 27 de septiembre, tiene ya su página web. Este vídeo la anuncia.

martes, 11 de marzo de 2014

Mi recuerdo del 11M




Por la radio van contando sus recuerdos de aquel día algunos periodistas de todos los medios. Dan su crónica diez años después y tratan de comunicar lo que sintieron aquella mañana del 11 de marzo. Hablan de desconcierto, bloqueo, angustia, crispación, solidaridad, miedo…
Por fin una informadora de televisión recuerda lo mismo que yo.
―Entré en una iglesia. Estaba abarrotada de gente que rezaba. Yo también tenía necesidad de rezar por los muertos. Allí me derrumbé.
Gracias, amiga. Por un momento pensé que lo había soñado; pero no: las iglesias, en efecto, se llenaron en pocas horas. Las buenas gentes ―miles― salieron a la calle para donar sangre o socorrer a los heridos. Cientos de sacerdotes fueron ―fuimos― a Atocha o a Ifema para acompañar a las familias de los fallecidos, para confesar y dar los últimos sacramentos a los que lo solicitaban.
 La radio y la televisión no parecieron enterarse. Hablaban del trabajo de los psicólogos, del silencio de la ciudad, del dolor y de la rabia acumulada. El nombre de Dios no se oyó ni una sola vez en los informativos.
Luego llegaron los buitres, los encargados de alimentar la furia. A ellos lo único que les importaba era el rédito político que podría obtenerse agitando la calle, convirtiendo la fraternidad de las primeras horas en rencor hacia un partido o un gobierno. Lo que contaba era ganar las elecciones y si los muertos servían…
Nunca vi con tanta claridad como entonces el enorme poder de los medios de comunicación y lo sencillo que resulta ser sembradores de odio y de violencia.
Nuestro estado aconfesional se manifestó de pronto como un estado laicista, es decir, ateo. Nos dijeron que en los trenes murieron personas de varias religiones y que, por tanto, dar preferencia a una religión podía ofender a las demás. Así que las prohibieron todas. Pusieron en Atocha un horrendo cilindro de cristal sin la menor referencia a la dimensión espiritual del hombre, para recordar no sé qué y con un violonchelo y unas flores arreglaron el asunto.
Yo recordé entonces la reacción de los norteamericanos en el atentado a las torres gemelas. El país entero se unió como una piña en torno a sus autoridades. Los grandes partidos tuvieron una sola voz. Y rezaron a su Dios los judíos, los musulmanes, los cristianos de todas las confesiones…, hasta los indios de las reservas. En América aplaudieron a los héroes; aquí exigimos venganza.
Han pasado diez años. Hoy se ha celebrado en Madrid un funeral católico en la Catedral de La Almudena. Y las víctimas no se han peleado entre ellas. Demos gracias a Dios.
Luego han venido los minutos de silencio, los globitos blancos, las palomas, el llanto del violonchelo…
Pido perdón si alguien se siente ofendido; pero éstos son mis recuerdos.
 

lunes, 10 de marzo de 2014

El anuncio del lunes

Las grandes multinacionales suelen hacer grandes anuncios sin palabras para que puedan ser emitidos en cualquier país del mundo. Esta campaña de Skoda ya tiene más de un año de vida, pero, en mi opinión, es genial.



Claro que ya Robert Tiso había hecho cosas semejantes para anunciarte a sí mismo:
 

domingo, 9 de marzo de 2014

Un poco de dolor



"Resultaría mucho más fácil comprender a los partidarios del aborto si, aun defendiéndolo, mostrasen algo de dolor por los fetos eliminados y por las vidas marcadas de las madres."
Enrique García-Máiquez, "Elogio de la Vergüenza"

sábado, 8 de marzo de 2014

Entre el jardín y el despacho



La sierra se va llenando de pájaros. Aquí mismo, en mi pequeño jardín, que fue invadido por los gatos durante las primeras nieves del invierno, ahora hay una colonia de rabilargos que va y viene, una pareja de petirrojos que parece decidida a instalar su nido a mi vera, algunas lavanderas blancas y tres o cuatro jilgueros erráticos.
Los veo cuando termino mis primeras clases de teología sacramentaria a las 12 del mediodía. Me quedo inmóvil y, para que no se espanten, procuro guardar silencio.  Sentado junto a ventana, rezo la hora canónica correspondiente en el breviario. Aún no me atrevo a salir al exterior. Pienso que el jardín es sobre todo de los pájaros; yo estoy de visita.
Como ha empezado a hacer calor, abro muy despacio la puerta del porche para oír mejor el griterío de las aves. Enciendo el ordenador y se me ocurre de pronto que podría escribir un e-mail a Cristóbal Colón para el próximo número de Mundo Cristiano. Comienzo: “querido Almirante…”
Siempre me pasa lo mismo. Me atasco en la primera línea de todos los artículo. Borro lo escrito y empiezo de nuevo. Nada. Sé muy bien a dónde quiero llegar, pero no encuentro un puerto de salida que me convenza.
Decía mi maestro Azorín que hay que escribir deprisa. Tenía razón. Yo no sé redactar gota a gota. Cierro el documento y empiezo a preparar las dos próximas clases.
El teléfono emite extraños sonidos. Llega una oleada de whatsapps. Goyo desde Tenerife, Javier desde mi casa, Sonsoles desde Valencia, Lucas desde México… Mi amigo de Colmenar aún no ha contestado al mensaje que  le envié esta mañana.
Amalia y Santi anuncian que vendrán mañana a hacerme una visita. No sé si conseguiré disimular la ilusión que me hace volver a verlos. Amalita, una de mis antiguas alumnas, espera su primera niña, que se llamará María Eugenia. Estarán aquí a la una y tomaremos un aperitivo en el jardín. Cursaré la correspondiente invitación a los petirrojos y las lavanderas, que son aves casi domésticas. Los rabilargos mejor que se vayan; en el fondo son sólo unos córvidos gritones con uniforme azul.

viernes, 7 de marzo de 2014

Callejeando en Colmenar


Me escapo unas horas de La Acebeda y llego hasta Colmenar Viejo. Necesito callejear, respirar el dulce aroma de los tubos de escape y hablar con el pueblo soberano.
Aparco en el primer hueco libre que encuentro. “Calle de las Carretas”, dice un letrero. Por la acera viene hacia mí un grupo de seis o siete chavales. Hablan a gritos sobre fútbol. Nada especial; lo de siempre: Diego Costa, Ronaldo, Messi…
―Buenas tardes, ¿sabríais indicarme, por favor, dónde está la parroquia?
Así de ceremonioso he sido, palabra. El grupo se ha detenido en seco y el más grande se dirige a uno de los pequeños.
―Oye, tío; eso lo sabes tú, que eres amigo del cura…
El resto de la tropa se ríe a carcajadas. Al parecer el asunto es muy gracioso.
―Éste va a ser cura ―remacha otro― mientras el aludido se pone colorado.
―Se ve enseguida  que es el más inteligente de todos ―respondo―. ¿De verdad quieres ser cura?
―No, joé. Están de coña…
―Es una pena, porque en este oficio no hay paro. Seguro que a todos se os ha pasado por la cabeza alguna vez…
No sé cómo ha ocurrido, pero la conversación se prolonga más de un cuarto de hora. Que si los curas ganan mucho, que si viven como curas, que a qué edad nos jubilamos, que si nos enamoramos, entonces qué pasa…
Yo trato de enfocar las cosas de otro modo, pero no hay forma. Sólo hay uno que parece interesarse por lo importante.
―¿Y cómo sabes si Dios te llama de verdad? Porque a lo mejor es que te estás comiendo el tarro ―pregunta al fin―.
Nadie se ríe. Yo respondo a mi manera y me quedo con su número de teléfono.
―Te pongo un whatsapp hoy mismo y te lo explico. Pero contestas, ¿eh? 
―Vale, pero sólo uno. No me darás la plasta...
A ver qué le digo.
 


El primer alimoche

 Ayer di mi primer paseo ornitológico del año. Como aún no estoy en buena forma, me he limitado a recorrer cinco o seis kilómetros de la Sierra de Madrid entre docenas de buitres ―que ya son una plaga―, milanos y otras aves carroñeras.
Al fin, me he sentado a la sombra de un árbol y he visto al primer alimoche de la primavera.
―¿No es un poco pronto, colega? Nunca os había visto antes de abril o mayo…
El alimoche, blanco blanquísimo, volaba muy cerca y me ha mirado con desprecio.
―Mira que eres feo, amigo. ¿Qué has hecho de tu pareja?
La hembra no dio señales de vida. Hace años habría tratado de buscar el nido. Esta vez preferí seguir con mi plan de excursión: hacer la oración meditando los salmos que cantan a la naturaleza y terminar de una vez la novela policíaca que empecé hace casi dos meses,

miércoles, 5 de marzo de 2014

Miércoles de ceniza y de estrellas



El viento expulsó las nubes de la Sierra y el cielo se ha llenado de estrellas.
¡Cuánto os he echado de menos!
Al veros a través del ventanal de mi despacho, no he podido resistirme y ha salido al jardín en mangas de camisa. Hace frío, pero me tumbaría en el suelo para contemplaros.
La luna se ha quedado en nada y no me impide veros con toda nitidez. Como estoy un poco loco, empiezo a pasar lista. Nunca he sabido vuestros nombres científicos, pero yo os bauticé hace años con palabras nuevas y sé quiénes sois: Oriente, Gara, Diemal, Galea, Peñalara, Arangoya, Altaviana…
Seguro que habéis venido todas, pero la fachada de la casa me oculta a Saomar y a Albalat, que deben de estar muy juntas en el horizonte, como siempre.
―¡Atchiissss!
Una golondrina no hace verano y un estornudo no hace catarro. Vuelo a entrar en casa. Dentro de unos minutos me traerán un carrito con algo de cena. No mucho, que es miércoles de ceniza, y nos han recordado que somos polvo; polvo de estrellas.




martes, 4 de marzo de 2014

Siri




Siri es un robot femenino, de voz un tanto metálica, que surge en el IPad  y en el IPhone cuando se aprieta un botón. Ella está siempre dispuesta a ayudar si se le pide cualquier cosa concreta con respeto y buenas maneras. Hace unos días, por ejemplo, le solicité que me informara sobre vuelos a Canarias en una determinada fecha clasificándolos por precios. Le bastaron dos segundos para recomendarme uno, que, al fin, reservé. No tuve la misma suerte con el alquiler de un coche; Siri se limitó a informarme sobre las diversas empresas del sector y me instó a cerrar la operación cuanto antes, ya que “en esas fechas la demanda es alta y suben mucho los precios”.
Para venir a Miraflores de la Sierra también recurrí a Siri y le pregunté si iba a nevar. Mi informó que nevaría “un poco hasta las 17,59”, y tuvo razón. A esa hora la nieve se convirtió en granizo.
Tal vez Siri se apellide Miri y proceda del mismo Bilbao; pero en cuestiones meteorológicas es de una precisión irritante. Hoy, por ejemplo, ha asegurado que a las 12 del mediodía en punto se detendría el viento huracanado que nos ha acompañado toda la noche, y dio en el clavo.
Estoy en La Acebeda y nos acompaña un sol magnífico. Esta tarde preguntaré a mi robot si mañana, miércoles de ceniza, seguirá el buen tiempo o la Cuaresma nos traerá nuevas borrascas.
Por cierto, ¿sabrá algo Siri del ayuno y abstinencia? Le preguntaré si puedo tomar jamón. Como me diga que sí, la excomulgo.