sábado, 21 de junio de 2014

Ibrahima

Esta obra de arte también es de Senegal 
Hace tiempo que no vengo por aquí y no veo a mis viejos mendigos ¿Qué habrá sido de ellos?
─¿John? ¿Te llamas así de verdad?
─Así me llaman, y yo contesto…, pero mi nombre africano es Ibrahima.
─Ibrahima ─supongo que se escribe así─ luce una piel negra y lustrosa que azulea cuando le da el sol directamente.
─¿Cuántos años tienes, John?
─Pocos. Soy joven. Mi madre también era joven; solo trece años más vieja.
El mendigo ríe con toda la boca. Es una risa blanca y contagiosa. Cualquiera diría que es feliz vendiendo pañuelos de papel en la puerta del mercado.
Me ha pedido “una ayuda para comer” y le he dado un euro.
─Me van a poner una multa por tu culpa ─le digo─. Me he quedado sin nada para el parquímetro.
─Yo te cambio ─me responde, mientras echa mano a una bolsa mugrienta que lleva al hombro y saca un buen puñado de monedas pequeñas─.
Luego, sentados frente a una Coca-Cola en el pequeño bar que hay a la entrada del mercado, me cuenta que lleva en España casi dos años; que escapó de Senegal cuando “unos hombres malos” mataron a su padre ya su hermana. Que estuvo en Mauritania y en Argelia antes de saltar “en barco” a la Península Ibérica.
No resulta fácil entenderle, y tampoco creerle. John me parece un actor que sobreactúa en exceso gesticulando con sus manos grandes y atractivas.
─Voy a ir a Francia ─asegura  como quien lo tiene bien planeado─. Allí puedo trabajar. Por el idioma.
─¿Eres musulmán?
─No. Católico. En mi familia, todos católicos.
Y vuelve a hablarme de su padre y de su hermana. Se conmueve hasta las lágrimas, y se despide de mí besándome las manos. Le digo que no volveré por aquí hasta al mes que viene, y entonces me pide la bendición.
                                                                                          
 
 

5 comentarios:

Pedazo de anónimo dijo...

Me alegro.Ratitos buenos!!
Es que estos pobres no tienen el sitio en el mundo que nosotros tenemos por el morro!

Antuán dijo...

Es fácil distinguir a la gente de Senegal, como usted dice tienen el color de la piel negro-azulado intenso. Casi siempre acierto si les pregunto si son de allí. ¡Impresionante! lo que nos cuenta de lo que han tenido que pasar y como valoran una bendición. San Josemaria decía que vendrían a Evangelizarnos y ya están aquí. Adiosle

yankee dijo...

Pobre Ibrahima... Lo que habrá tenido que pasar mientras nosotros vivimos aquí cómodamente. Ojalá le salgan bien las cosas.

Maitezgz dijo...

Sí, impresionante.Ha llegado del Senegal, dice que es católico, y en España ha tenido la dicha de recibir
la bendición de un sacerdote.
En fin Don Enrique: hoy he leído la prensa de mi ciudad y un artículo me
ha estropeado el domingo.En mi ciudad un candidato político o lo que sea, a dado un mitin o como se diga,y su tema principal ha sido en
contra de la Iglesia Católica.
Y lo que es más penoso a la sombra
de la Virgen del Pilar.
Bueno, ya no cuento más no sea que no este bien hacerlo.
Padre disculpe, pero es que estoy
enfadada y lo tenía que contar.

Papathoma dijo...

Estoy con Antuán: ¡cómo valoran una bendición sacerdotal! Y sí, ya tenemos a algún senegalés en el Seminario.