lunes, 22 de diciembre de 2014

Faltan dos días


Belén es una ciudad pequeña, pero también muy importante para todo buen israelita, porque aquí nació el Rey David, a cuya estirpe pertenezco.
Antes de emigrar a Galilea, mientras viví en Belén, nos conocíamos todos. Por eso, cuando regresé con María aquella noche, pensé que sería muy sencillo encontrar un lugar donde alojarnos y descansar. Pero la ciudad estaba abarrotada de viajeros que habían llegado para inscribirse en el censo. Sólo mi prima Raquel, que tenía la casa llena de parientes, se ofreció a quedarse con María unas horas mientras yo cumplía con los trámites legales.
No me costó convencerla: ella necesitaba recuperarse del viaje y yo, entre tanto, buscaría un alojamiento mejor donde pudiera nacer el Niño.
No conseguí nada en toda la noche. Los judíos nunca rechazamos a un pariente o a un peregrino que busque posada. Y menos en Belén, a un descendiente de David. Pero mi Esposa necesitaba mucho más. ¡Si hubieran sabido quién era! ¡Si hubiesen recibido, como yo, el mensaje del Ángel...!
Ya de madrugada, calado hasta los huesos por la lluvia, que había empezado a media noche, supliqué a Jahvé que nos mandara desde el Cielo un palacio para María y para Jesús. Yo dormiría en el establo que me había ofrecido Joaquín, el dueño de la hospedería, pero Ella no.
—¡Es tu Esposa, Señor! —pedí con todas mis fuerzas—. ¡Es la Madre de tu Hijo!
Cuando regresé a la casa de Raquel, María me aguardaba en la puerta, protegida de la lluvia por una larga estola de piel. No tuve que decirle nada. Ella siempre parece adivinarlo todo. Me miró y sonrió como una niña traviesa, sin la menor sombra de duda o tristeza:
—Vamos a ese establo, José. Si te vieras… Das miedo. Tenemos que hacer fuego y secarte esa ropa; no sea que caigas enfermo. 

4 comentarios:

Cordelia dijo...

De nuevo, gracias. La espera merece la pena.

Altea dijo...

¡Un diario de San José! Interesante. Lo iré siguiendo.

Fernando Q. dijo...

Preciosidad de historia vivida!
Gracias don Enrique.

yankee dijo...

Me encanta!