domingo, 8 de febrero de 2015

Yo soy la suegra de San Pedro

Saliendo de la sinagoga, fueron a la casa de Simón y de Andrés, con Santiago y Juan. La suegra de Pedro estaba en la cama con fiebre, y al punto le hablaron de ella. Y acercándose El, la levantó tomándola de la mano. La dejó la fiebre y se puso a servirlos. (Marcos 1, 29-31)


Tienes razón, amigo. Para buena parte de los fieles, los curas nos parecemos un poco a la suegra de Pedro.
Los curas, como las suegras, son "útiles" porque sirven en los momentos clave de la vida: administran el bautismo, perdonan los pecados, presiden la ceremonia de la boda con mucha más solemnidad que los alcaldes; preparan para la muerte, median en los conflictos matrimoniales… Y casi todo por cero euros.
Las suegras, como los curas, son los mejores canguros de los nietos, aconsejan gratis a las nueras y a los hijos; son tolerantes con todos y rezan para que la familia se mantenga en pie y todos vayan al Cielo.
De las suegras, igual que de los curas, se hacen chistes crueles pero divertidos. Se las llama "mamá", pero la leyenda dice que, en el fondo, son perversas caricaturas de las madres. Las suegras, como los curas, ya se sabe: no se enteran de cómo está el mundo en realidad; son mayores y están algo pasadas, como la suegra de Pedro.
Casi nadie confiesa ser "amigo de los curas". ¡Qué espanto!  Tampoco hay "amigos de las suegras". Los unos y las otras son víctimas de alguna leyenda negra, quizá fundada en casos concretos, pero que injustamente se extiende a todos y a todas.
Las suegras, igual que los curas, casi siempre están un poco enfermas; son achaques de la edad, pero se quejan poco. No pueden permitirse el lujo de ponerse el termómetro y meterse en la cama: ¿quién haría las croquetas? ¿quién cuidará a los nietos y biznietos? ¿quién llevará el viático a los moribundos, perdonará a los penitentes o dirá la Misa del domingo…?
Jesús aquella mañana no hizo un gran milagro: la suegra de Pedro sólo tenía gripe, pero había que curarla con urgencia para que pudiera seguir sirviendo. Eso es lo que hizo: servir. Lo cuenta San Marcos.
Los curas también estamos enfermos y necesitamos que el  Señor pase a nuestro lado, nos coja de la mano, como a la suegra de Pedro, y nos ponga en pie cada mañana.
 

7 comentarios:

Cordelia dijo...

Mi suegra es tan estupenda como la mayoría de los curas que conozco. Aunque hace unas croquetas bastante mazacotes. Pero cuida de todos, propios y ajenos, y nunca tiene una mala cara.
Y no me queda más remedio que alabarla en todos los foros. Igual que a los curas. Suerte que tengo.

Anónimo dijo...

Mi suegra hace probablemente las mejores croquetas de España. Pero hay que mantenerla a una amable distancia, pues, al fin y al cabo uno que tiene madre, no necesita dos.

Anónimo dijo...

Mi suegra murió de la mano de mi hijo mayor y la mía, dándome las gracias por quererla. Ahora soy yo la que agradezco sus sencillos pero sabios consejos. Soy madre, abuela y suegra. Cuánto tengo que agradecer la ayuda de tantos buenos sacerdotes para saber querer. Y todos los días rezo porque tb ellos sean buenos y santos.

Tumismo dijo...

Cuando las suegras tienen tan mala fama por algo será.
O dicho de otro modo,cuando el rio suena...

Alejandra dijo...

Hay suegras y suegras...Yo digo, no del todo en broma, que cuando sea mayor quiero ser mi nuera que aún no lo es pero hay que ir haciéndose de querer.Hago lo posible y lo imposible para no ser suegra, lo que pasa es que es inherente al cargo y los límites son muy muy finos, es muy fácil pasarse de la raya o no llegar.
A mí el Señor me va poniendo en el camino gente disfrazada de persona mayor a veces "poco soportable" para que le reconozca, pero soy tan estúpida que muchas veces no lo veo. En fin.

Anónimo dijo...

¿Cuando el río suena...?
Es el tópico perfecto para difundir calumnias lavándose las manos.
Lo que es seguro es que si el río suena, alguien lo mueve.
Sócrates

caminando dijo...

Muy bueno anónimo!!! Este sócrates....