martes, 30 de junio de 2015

En Riaza con Bach


De nuevo he vuelto a Riaza. Con tanto ir y venir, necesito ponerlo por escrito para recordar donde estoy. Esta mañana, en la Santa Misa, al nombrar al obispo de la Diócesis, he tenido que pensármelo dos veces; por un momento pensé que seguía en Madrid.
Creo que la culpa es del calor. También aquí sufrimos el embate de la marea ardiente africana, a pesar de que estamos a 1.236 metros de altura sobre el nivel del mar, y la ladera norte de la Sierra de Guadarrama es habitualmente fresquita.
Con este panorama no me he atrevido a dar el paseo de media hora que me ha aconsejado mi pediatra, y me he refugiado en la música: La "Pasión según San Mateo", de Bach, no será refrescante, pero pocas veces tiene uno la posibilidad de oírla entera, sin interrupciones. Como estoy solo, me permito el lujo de elevar el volumen lo necesario para dejarme envolver por la la batuta de Von Karajan y la orquesta y coros de la Filarmónica de Berlín.
A las 9,00 de la noche concluye el oratorio con el lamento dramático, estremecedor, de los amigos de Cristo que lloran ante la tumba del Mesías muerto. Yo siempre echo de menos un final triunfante, que anuncie la resurrección, pero la melodía es sublime y el coro magnífico. ¡Quién pudiera grabar a fuego en la memoria cada una de las notas y comprender el sentido de las palabras sin necesidad de traductores!
Descansad, miembros abatidos/ descansad, descansad dulcemente./ Vuestra tumba y su lápida/ serán cómodo lecho/ para las angustiadas conciencias y lugar de reposo para las almas.
Ha bajado un poco la temperatura. Creo que ya puedo abrir la ventana.
 
 





lunes, 29 de junio de 2015

A la princesa de Éboli



El "balcón de la hora" 
No sé cómo tratarte, señora. Elijo el tuteo no por faltarte al respeto sino por pura comodidad sintáctica. Tu nombre completo es Ana de Mendoza y de la Cerda, Duquesa de Pastrana y Condesa de Mélito, casada desde los doce años con Ruy Gómez de Silva, Príncipe de Éboli, con quien tuviste diez hijos. Mientras vivió tu esposo, tu vida fue honesta y sin escándalos. Luego, temo que las cosas se complicaron. He leído un par de veces tu biografía y todo resulta tan confuso y misterioso como ese parche que luces en el ojo derecho. Unos dicen que, de pequeña, un florete te alcanzó la córnea; otros que eras estrábica y presumida. Hay incluso quien asegura que tu rostro era perfectamente normal y que llevabas ese avío sólo para llamar la atención.
Aseguran que fuiste una de las mujeres de más talento de tu época, y una de las damas más hermosas de la corte española. Tuviste, según parece amantes ilustres, y tu carácter altivo y tu amor por el lujo se convirtieron en tu mejor etiqueta de presentación.
No hablaré de los conflictos que tuviste con las monjas, de tu breve paso por un convento ni de tu rabieta con Santa Teresa de Jesús. Hoy sólo quiero traerte a la memoria uno de los episodios más tristes de tu vida: el encierro, al que te condenó Felipe II y en el que permaneciste desde 1579 hasta tu muerte en 1592.
Cada vez que paso por Pastrana y veo el Palacio Ducal, mi mirada se va inevitablemente a un balcón enrejado, convertido en jaula por orden de Felipe II, que cabalga sobre la Plaza de la Villa. Cuentan los historiadores que a ese balcón carcelario te asomabas durante el tiempo que duró tu reclusión. Ya se ve que el rey de España no te tenía mucho afecto, tal vez por tu relación más que sentimental con quien fue su secretario, el presunto traidor Antonio Pérez.
El caso es que Felipe II os encarceló a los dos y cuando Antonio Pérez se fugó a Aragón, te quedaste sin más compañía que la de tu hija Ana. Por entonces empezaste a salir al balcón una hora cada día. Así lo llaman todavía hoy: "el balcón de la hora".
¿Qué hacías en el balcón, melancólica princesa? ¿Y por qué precisamente una hora? Ese pequeño detalle me parece el más sugerente de tu biografía. ¿Acaso esperabas ver el regreso de tu enamorado o tenías una cita con otros ojos que te observaban desde una ventana al fondo de la plaza? ¿Buscabas a alguien en concreto o simplemente te entretenías con el monótono espectáculo del trajinar de los vecinos?
Quiero pensar que no era nada de eso. Para ti, salir al balcón era asomarte, siquiera unos minutos, a la libertad perdida. Desde allí arriba mirabas con envidia el continuo ir y venir de los paisanos; oías sus risas y sus gritos en el mercado; ponías nombre mentalmente a cada uno y a cada una; reconstruías sus vidas, que en otros tiempos te parecieron miserables; imaginabas sus sueños, y tú misma soñabas con ellos.
Dicen que los presidiarios necesitan salir al patio cada día para mirar al Cielo y comprobar que sigue allí. Quizá a ti te ocurría lo mismo.
Te contaré un secreto, princesa: sé de muchas personas —hombres y mujeres— que miran al Cielo, como tú, una hora al día. Casi siempre la dividen en dos partes: media hora por la mañana y otra media por la tarde; pero nunca prescinden de ese tiempo, porque lo necesitan para ser libres, para no enfangarse demasiado en el ajetreo de la jornada.
Te estoy hablando —sé que lo has adivinado— de la oración. ¿Te parece mucho una hora para estar a solas con Dios, en silencio, hablándole sin palabras y escuchándole? Con esto no quiero decirte que la vida ordinaria sea una cárcel, al contrario; también en medio del trabajo podemos comunicarnos con el Señor, darle gracias, pedirle perdón y hasta agobiarnos con Él, si se tercia; pero, precisamente por eso, necesitamos que Él nos cite en "su balcón" de vez en cuando para contarnos secretos en voz baja sin nadie estorbe ese diálogo de amor.
Mi balcón, querida princesa, tiene vistas al Sagrario. 

viernes, 26 de junio de 2015

Sobre la Encíclica

Mi androide de protocolo C3po ha comenzado a pensar por su cuenta y, consciente de que soy ornitómano  de toda la vida, me lanza el siguiente mensaje:
Me ha extrañado mucho que no haya colgado del globo ningún comentario sobre la encíclica más pajarera de la historia.
Este fin de semana, mientras contemplaba las evoluciones de los visitantes del bebedero, no podía más que acordarme de algunos pasajes de la encíclica y, al final, casi me pongo yo también a cantar.
El mirlo, el escribano soteño (y su señora), el carbonero, el pardillo, los gorriones, el milano y la calzada, el verderón y el verdecillo, el alcaudón y la tórtola (europea, ojo), la torcaz y el cernícalo, cada uno a su manera, daban gloria a Dios... y, de paso, se daban unos baños que daba gloria verlos.
Y me acordé de usted, y de todos los ornitómanos que en el mundo andamos.
¿Nos alegrará las pajarillas con algún artículo de altos vuelos?Laudato si'
Es evidente que, para un robot, supone un paso importante el descubrimiento de las avecillas del bosque y la contemplación de la naturaleza.
Tienes razón, amigo androide, Laudato si’ es una encíclica pajarera; pero me temo que la mayor parte de sus comentaristas  se han quedado en los pájaros y no se han percatado de que el Papa va mucho más lejos.
Un conocido escritor de sacristía, hablaba ayer de la Encíclica en su blog de cotilleos clericales, y afirmaba:  
“Es posible que no llegue a leerla porque el tema no me apasiona. Para apagar la luz, cerrar el grifo, no tirar botellas al campo, plásticos al mar o reciclar la basura no necesito que el Papa me lo diga. Ya me había enterado”.
No, amigo. No te has enterado de casi nada.

San Josemaría Escrivá - 26 de junio

Con motivo de la fiesta de hoy, la Agencia Zenit publica esta mañana una breve reseña biográfica de San Josemaría Escrivá. Yo no la habría escrito así. Quizá habría puesto el acento en otros aspectos de su personalidad humana y sobrenatural, pero me ha gustado ver cómo lo cuenta Isabel Orellana.


 
 Madrid, 25 de junio de 2015 (ZENIT)
«Cristo no nos pide un poco de bondad, sino mucha bondad. Pero quiere que lleguemos a ella no a través de acciones extraordinarias, sino con acciones comunes, aunque el modo de ejecutar tales acciones no debe ser común», decía el fundador del Opus Dei, un hombre que no ha dejado a nadie indiferente; no lo hizo en vida, ni después de traspasar las fronteras del cielo. Le han escoltado luces y sombras. Sin embargo, fue un aragonés noble, sencillo, que iba creciendo sin otro afán que abrir surcos en su acontecer para llenarlos de Dios, un apóstol que no cesó de evangelizar a tiempo y a destiempo, una persona con un carisma innegable que tuvo la gracia de llegar al corazón de la gente, un apasionado de Cristo y de María, fiel a la Iglesia.
Nació en Barbastro, Huesca, España, el 9 de enero de 1902, y tuvo en su hogar la primera escuela de fe. Envuelto en ternura, se nutrió con la piedad que le inculcaron sus padres. Se percibe en su vida el influjo del remanso de paz y de cariño que vistió su cuna. La promesa materna de llevarlo ante la Virgen al santuario de Torreciudad, le rescató de una previsible muerte a sus 2 años. Inquieto, enredado a veces en infantiles rabietas y escudado en su timidez, escuchaba de su madre sentencias de gran valor espiritual: «Josemaría, vergüenza sólo para pecar». Los ecos de la sabiduría que tuvo cerca se aprecian en «Camino», que ha alumbrado espiritualmente a muchas generaciones.
Vivió la dolorosa pérdida de tres hermanos. Sus ojos infantiles, aturdidos por las desgracias, le hacían temer su propia muerte, pero su madre le tranquilizaba recordándole que a él le protegía la Virgen. En su adolescencia la familia se trasladó a Logroño por haber quebrado el comercio que regentaban en Barbastro. Era muy observador y en las gélidas navidades de 1917 se percató de la presencia de un carmelita que caminaba descalzo por la nieve llevado de su amor a Dios. Las huellas que fue dejando impregnaron su espíritu de un irresistible deseo de ofrecer su vida. Abrió las puertas de su corazón y por ellas penetró la vocación al sacerdocio. Sus padres le apoyaron. Cursó estudios en Logroño y en Zaragoza, donde el cardenal Soldevilla, que apreció sus virtudes y cualidades, le designó inspector del seminario.
En 1923 inició la carrera de derecho. Solía acudir a la basílica del Pilar haciendo confidente a la Virgen de todas sus cuitas. Su padre murió en 1924, y al año siguiente fue ordenado sacerdote. Su primer destino fue Perdiguera. Allí en su breve estancia realizó una edificante labor pastoral dejando un recuerdo inolvidable en los fieles, labor también manifiesta en la parroquia zaragozana de san Pedro Nolasco, entre otras. Tenía don de gentes y gran sentido del humor.
En 1927 fue autorizado a culminar su preparación en Madrid, y comenzó a impartir clases de derecho en una academia. Los destinatarios de su apostolado fueron, además de los enfermos del patronato regido por las Damas Apostólicas, moradores de barrios de la periferia: modestas familias; un entorno cuajado de carencias y marcado por el dolor. Esta vertiente no colmaba del todo sus anhelos. De su interior brotaba la urgencia de llevar el evangelio por doquier. El 2 de octubre de 1928 en la iglesia de los Paules vio la inmensidad de un camino de santidad fraguado en la vida ordinaria al que todos eran llamados. Cada uno desde su lugar de trabajo se convertiría en heraldo para los demás de esa verdad que es Cristo, siempre al servicio de la Iglesia. Adelantándose al Concilio Vaticano II, recordó la invitación universal a la santidad, algo inusual en la época. Poco a poco, a través de amigos, profesores, estudiantes y sacerdotes fue constituyéndose el Opus. Rosario, misa y comunión diarias, oración, lecturas espirituales, disciplinas…, conformaban el ideario a seguir. Comenzó con varones, y a partir febrero de 1930 lo hizo extensivo a las mujeres. Un ingeniero argentino se afilió a la Obra y tras él fueron llegando otros miembros. En agosto de 1931, a través de una moción divina percibida mientras oficiaba la misa, entendió que «los hombres y mujeres de Dios» izarían «la Cruz con la doctrina de Cristo sobre el pináculo de toda actividad humana... Y vi triunfar al Señor, atrayendo a Sí todas las cosas».
Los inicios no fueron fáciles. Se refugiaba en la oración y ofrecía sus mortificaciones. Sufrió la pérdida de tres de los integrantes principales, y tuvo que volver al punto de partida. Mientras, iba adentrándose en los senderos de la mística, invadido de amor por el Padre, conciencia filial que forma parte del carisma que dio a fundación. Hacía partícipes de sus sueños apostólicos a los estudiantes de Dya, academia fundada por él, animándoles a leer la vida de Cristo y a meditar en su Pasión.
Entre 1934 y 1935 trasladó el centro a una calle céntrica madrileña, donde escribió Consideraciones Espirituales, el conocido «Camino» que vería la luz como tal en 1939. La Guerra Civil le puso en peligro de muerte; tuvo que refugiarse en un psiquiátrico y padeció incontables penalidades. Huyo a Barcelona y a Andorra. Luego pasó por Pamplona y se estableció en Burgos; allí dio nuevo impulso a la Obra. En 1939 volvió a Madrid. Comenzó a impartir numerosos retiros espirituales, y en 1941 surgieron sus detractores cargados con dardos de incomprensión, maledicencia, calumnias y falsedades, carcomidos por la envidia. En 1944 se ordenaron los primeros sacerdotes.
En 1946 viajó a Roma buscando la aprobación que le concedió Pío XII; luego se entrevistaría con Juan XXIII y con Pablo VI. La Obra se extendió por el mundo, alumbrada por él con su palabra, oración y penitencia, amparado en Cristo y en María, viajando incansablemente dentro y fuera de España. Gozó del apoyo de los pontífices y de muchos prelados. Padecía diabetes, y al final sufrió severas cataratas. Murió en Roma el 26 de junio de 1975. Juan Pablo II lo beatificó 17 de mayo de 1992 y lo canonizó el 6 de octubre del año 2002, denominándole el santo de la vida ordinaria. 

miércoles, 24 de junio de 2015

Farmacias y charcuterías

¿Por qué emplear la palabra “matrimonio”? preguntó por tres veces el Papa Francisco a José Luis Rodríguez Zapatero a propósito de la ley sobre las uniones homosexuales.
El Ex Presidente lo contó él mismo en una reciente entrevista le respondió que así se ponía de manifiesto “la igualdad de todos y todas”.
Supongo que, para nuestro ex presidente, ser “iguales” equivale a ser “lo mismo”. Y se equivoca. Todos los hombres somos “iguales” en dignidad; pero, gracias a Dios, somos “distintos” en casi todo lo demás. Y supongo que tenemos derecho a que las leyes reconozcan esas notables diferencias.
Por tanto no es atentar contra la igualdad el prohibir que mi colega Floro, propietario de las famosas charcuterías “El chorizo retozón” rotule sus comercios llamándolos “Farmacias”. Y eso que los embutidos de Floro tienen fama de sentar la mar de bien al organismo. Tampoco va contra la igualdad la vieja costumbre de poner un cuarto de baño para las mujeres y otro distinto para los hombres en los establecimientos públicos. Y estoy seguro de que seguimos siendo iguales a pesar de que en el Corte Inglés hay una planta para “señoras” y otra para “caballeros”. Nadie hasta ahora les ha acusado de segregacionistas.
Por tanto, querido José Luis: desiguales, no. Distintos, sí. Tenía razón el Papa: ¿qué necesidad hay de llamar “matrimonio” (del latín, matris munus, oficio de madre) a ese otro vínculo que la ley protege desde hace unos años?
De acuerdo, amigo; concededles desgravaciones fiscales, títulos nobiliarios y descuentos en las zapaterías y otros establecimientos del ramo; pero dejad en paz las palabras, más que nada para que la gente sepa a qué atenerse.
Las charcuterías venden chorizos; las farmacias, aspirinas.

martes, 23 de junio de 2015

De vuelta

Vuelvo a casa tras un par de días viajeros. Sobre mi cochecito han caído dos buenas tormentas. La segunda fue de granizo, pero gracias a Dios pudimos refugiarnos bajo tejado nada más comenzar el bombardeo.
En Pamplona mi oftalmólogo favorito me dilató la pupila para comprobar que mis ojos estaban la mar de sanos, pero me dejó medio ciego "un par de horicas". Como además tenía cita con el sastre que me hace las sotanas, me puse unas gafas de sol y tome un taxi para ir a la calle de San Saturnino sin más percances. El conductor se llamaba Santiago y tenía ganas de hablar:
—¿Qué opinan ustedes los curas de los cambios que ha habido en el Ayuntamiento y en la Comunidad?
—No sé, la verdad. Yo vivo en Madrid.
—Pues se lo voy a explicar yo. Mire, tengo 51 años, estoy casado y vivo con dos hijos en paro; pero he pagado la hipoteca completa. Lo he conseguido a base de trabajar en el taxi 14 horas al día. Ahora ya un poco menos, gracias a Dios. Y vienen estos tíos a decir que regalan un piso a los que no tienen dinero para pagar la hipoteca… ¡Que me lo regalen a mí!
Santiago conduce con pericia en medio de un tráfico intenso, pero vuelve la cabeza hacia mí con demasiada frecuencia y empieza a ponerme nervioso.
—¡Las deudas hay que pagarlas! Yo comprendo que hay mucha gente necesitada, sin trabajo ni medios para conseguirlo, pero hay otros que tienen muy mala cabeza. Piden un préstamo para el coche, una hipoteca para la casa, un crédito para la boda de la hija… Y luego, a llorar como los griegos.
Terminamos hablando del matrimonio, de su mujer y sus hijos. Las aguas parecen calmarse, pero de pronto Santiago recuerda algo y se lanza al ataque:
—¡Yo sí que tengo una familia! Para mí es la mejor del mundo, con problemas como todas las familias. Y ahora vienen unos políticos a decirme que dos tíos que se juntan son como mi mujer y yo… ¡No te…!
De regreso a Madrid, lleno el depósito a pocos kilómetros de Pamplona. Un empleado se acerca obsequioso y agarra la manguera:
—Me alegro de verle, padre. Quería que me aclare una duda que tengo desde hace años. Ustedes votan en las elecciones, ¿verdad?
—Sí, claro.
—Y votan lo que les diga el Papa, o el obispo…¿o quién?
Le explico que gozamos de la misma libertad que los demás, pero el empleado agita la cabeza negándolo…
—No, no… Ya comprendo que no quiera decírmelo, pero…, en fin, es igual.
Y me sonríe con gesto de estar en el secreto.
  

jueves, 18 de junio de 2015

El mosquito



"Una golondrina no hace verano"; dice el refrán, pero ¿y un mosquito?
Llegaste de madrugada a mi dormitorio y me rondaste la oreja con tu persistente zumbido de guerra. Encendí la luz y ya habías desaparecido.
Como vine a Riaza bien equipado con aparatos eléctricos para espantar a los de tu especie, me apresuré a crear un espacio libre de insectos en un radio de metro y medio. Una hora después volviste, pero tu silbido había perdido intensidad; ya no parecía una amenaza. Incluso dabas pena.
Encendí la luz, y te vi dormitando sobre mi almohada.
Acabé contigo sin necesidad de golpearte con la toalla y dejé tu cadáver en la ventana por si algún pájaro mosquitero quisiera tomar un aperitivo.
Esta mañana he encendido el ordenador y he encontrado otro mosquito. Me refiero a uno de mis anónimos predilectos que disfruta llamándome cosas feas y dándome consejos espirituales. Hoy me sugiere que me deje de "chorradas morales" (sic) y lea más la Biblia. Como el mosquito zumbón no especifica más, aguardo con ansia que concrete, y,  sobre todo, no me abandone este verano.
Hará calor. Buena época para los insectos



martes, 16 de junio de 2015

El odio


Se habla mucho de odio estos días, y me temo que se odia más de lo que se habla. Hay quien tiene tatuada la palabra "odio" en los nudillos del puño (por desgracia no es una metáfora) quizá para no olvidar que ésa es la razón de su vida.
Camacho escribe hoy que se trata de un "odio revanchista, vindicativo, resentido, recalentado en un microondas ideológico".  Además, añadiría yo, es un odio sucio, contagioso y corruptor, que nace de viejos y nunca olvidados rencores e infecta a los más jóvenes. Hay chavales que odian "porque sí", porque es "lo que toca". Y desahogan su furia con los mendigos, con las chicas, con los más indefensos de su entorno.
Hay quien odia al país vecino o a la patria común o a su bandera; a los negros, por no ser blancos, a los judíos porque está prohibido, a los moros por no ser judíos , a los curas porque se lleva y a Dios mismo porque molesta.
¿Creéis en serio que las frases cargadas de odio, los insultos y las blasfemias son inofensivas?  No lo son: las palabras cargan las pistolas y matan en primer lugar al mismo que las vomita.
San Agustín escribió que "el odio es la carta de presentación del Diablo". Sí, el demonio existe y aunque actúa casi siempre desde el anonimato, su hedor lo delata.
El punto primero de "Camino" habla de "los sembradores impuros del odio" y nos invita a borrar con nuestra vida de apóstoles la "señal viscosa y sucia" que van dejando a su paso.  Y San Pablo recuerda a los Efesios que "nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra los Principados, contra las Potestades, contra los Dominadores de este mundo tenebroso, contra los Espíritus del Mal que están en las alturas."

 
 

lunes, 15 de junio de 2015

Semillas

—Somos semillas de Dios y Él quiere que demos fruto  —dijo ayer mismo en una tertulia el prelado del Opus Dei—.
Tomo nota de la imagen, y pido al Señor
  • Que nunca nos rebelemos si alguna vez debemos estar bajo tierra, ocultos como la semilla;
  • Que no seamos impacientes; la semilla tarda en germinar.
  • Que soportemos la tristeza del otoño y las inclemencias de los inviernos: habrá nieve, granizo, escarcha, pero la tierra que nos oculta será también nuestro abrigo.
  • Que no tengamos miedo a rompernos ni a morir sin ver el fruto; ya que "si el grano de trigo no muere queda infecundo".
  • Que nuestra muerte produzca nuevas plantas y cientos de semillas jóvenes que sigan alimentando a os hombres.
  • Que no envidiemos a las plantas sin raíces, que son parásitas de otras plantas. 
  • Que nos dejemos lanzar lejos por la mano del Sembrador.
 

viernes, 12 de junio de 2015

Nuevo presidente del Foro de la Familia


El Comité de Dirección del Foro tiene ya decidido por unanimidad, a sugerencia de Benigno Blanco, proponer a Mariano Calabuig Martínez como nuevo presidente del Foro en la Asamblea General que se celebra hoy en Madrid. Todos los miembros de la Junta Directiva del Foro, así como todas sus asociaciones integrantes con derecho de voto en la referida Asamblea, ya han alcanzado el consenso para apoyar la propuesta de designar a Calabuig como nuevo Presidente de esta organización.
Mariano Calabuig, lector habitual y pasajero de este globo, presume de guipuchi y me temo que es de la Real sociedad, pero tiene un consolidada trayectoria dentro del Foro de la Familia. Fue unos de sus miembros fudacionales en el curso 1998-99, centrando entonces su trabajo en el área de educación. Más adelante llevó su militancia social a otra organización: la COFAPA (Confederación de Padres de Alumnos), de la que fue su presidente durante los años del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. En aquella época destacó su defensa de la libertad educativa frente a la LOE. Luego se retiró del mundo del voluntariado y el asociacionismo para focalizarse en su actividad de empresario (es ingeniero de caminos de profesión, de la promoción de 1975 por la Universidad Politécnica de Madrid).
Dos hijas de Mariano fueron alumnas mías hace años en Aldeafuente. Por eso lo saco aquí. Si no, ¿por qué iba yo a poner una foto tan enorme de alguien que ni siquiera es de Bilbao?
 



Un artículo de Ernesto Juliá

En su columna habitual del El confidencial digital, don Ernesto Juliá se hace eco de una información que vale la pena difundir. Éste es el artículo:





Por ser buena la noticia, quiero hacerle un poco de eco; y también porque, como suele ocurrir en estos casos, ha pasado bastante inadvertida.
La Comisión de Justicia del Congreso peruano ha decidido  casi por unanimidad –sólo un voto en contra-, no dar curso a una solicitud de proyecto de ley que pretendía que se aceptara el aborto en caso de mujeres violadas.
Los miembros de esa Comisión han señalado, claramente, el crimen de la violación. Una injusticia y un mal que hay que combatir. A la vez, subrayan que el modo de combatirlo no es con otro crimen todavía mayor, como es la muerte de un ser inocente.
El camino que debe recorrer la justicia, señala un comentarista es el de “emprender y afianzar una lucha por la defensa de los derechos de la mujer, contra todo tipo de acto repugnante que vulnere su libertad”.
“La violación es un delito terrible, subrayó uno de los ponentes de la Comisión; sin embargo, victimizar a un niño en gestación no es mi opción”.
Más de medio millón de personas, número que duplicó el del año pasado, llenaron las calles de Lima hace unos meses en defensa de la vida “desde la concepción hasta la muerte natural”.
Notas de este canto a la vida están sonando en todo el mundo; y éste llegado desde más allá de los Andes es muy bien venido. Es el canto agradecido y alegre del matrimonio que anhela ver realizado su deseo de tener hijos, y recibe con un gozo lleno de estupor, el anuncio de la primera criatura.
Hace pocos días otra noticia alentadora llegó de Estados Unidos: el número de abortos sigue bajando. Una de las dirigentes de una asociación pro-vida de ese país reconoce que es una buena señal de “toda una generación de mujeres que vieron un sonograma como primera foto de su bebé”; y que con esas fotos, se ha ido consiguiendo “una mayor conciencia de la humanidad del bebé antes de su nacimiento”.
Me parece que toda madre tiene una muy buena conciencia de la “humanidad” de quien está palpitando en su vientre. Verle cara a cara, aunque él no pueda abrir los ojos, hace más patente, sin duda, su humanidad; su derecho a vivir; su alegría de poder decir un día que ha tenido a esta mujer como madre.
Las llamadas a la paz son constantes en todos los rincones del mundo. ElPapa Francisco lo ha vuelto a recordar en el reciente viaje a Sarajevo: “Paz es el sueño de Dios, es el proyecto de Dios para la humanidad, para la historia, para la creación. Y es un proyecto que encuentra siempre oposición por parte del hombre y por parte del maligno”.
¿Puede realizar Dios este sueño en Europa, si los europeos le damos una mano al diablo, y continuamos empecinados en llenar las leyes de nuestros países con alabanzas, reconocimientos, “derechos”, para este acto radical de guerra que es el aborto?
El cardenal Cipriani, arzobispo de Lima, sabía lo que decía cuando, al dirigirse a la manifestación limeña reconoció que: “ésta es la generación fuerte y el futuro de la patria. Somos un Perú que defiende la vida, el matrimonio y la familia”.  Y, en este caso, las cifras le dan también la razón: Perú ha pasado de 10 millones de habitantes en l960, a más de 30 millones en 2010. Y, por supuesto, la población goza de un nivel de vida bastante mejorado en relación a cincuenta años atrás.
En Lima pueden estar contentos. Han tenido políticos con “conciencia”, que han conseguido mantener la legislación defensora de la vida de los concebidos, de los  nacidos, aunque todavía no hayan visto la luz del sol fuera del vientre de su madre, que lucharán para sembrar la paz en la sociedad peruana.
 Lima: Marcha por la vida 2015


jueves, 11 de junio de 2015

Entre tormentas


Entre tormenta y tormenta, decido lanzarme a la aventura, y, deprisa, deprisa, me dirijo caminando hacia el pueblo. Desde el Albergue hasta la plaza mayor hay exactamente dos kilómetros y seiscientos metros, según Google maps. Hace veinte años eso me lo hacía yo sin despeinarme en menos que canta una curruca capirotada. Ahora tampoco me despeino, porque no hay de qué, pero necesito media hora larga y llego a mi destino con la sensación de haber quedado el último en el maratón de Nueva York.
En la plaza hay soportales, gracias a Dios, que me resguardan del segundo chaparrón del día. Emprendo el camino de vuelta y la nubes del Cielo me miran amenazadoras como toros negros perdidos en medio del campo.
Acelero la marcha. Si tuviese un calzado adecuado y un chubasquero provocaría a las nubes para que me enviasen agua en abundancia, pero no está el horno para bollos ni mi cuerpo para remojones.
En el jardín de un chalet hay un hombre con sombrero de lluvia, chubasquero, pantalón impermeable y botas de goma.
—Se va usted a mojar —me dice—.
—Pero sólo si llueve —le contesto—.
Al fin veo el cartel que señala mi destino: "Albergue de Valdelafuente". Sale el sol sólo un poquito, lo justo para aplaudir mi hazaña.
Al llegar a casa compruebo que la wifi se ha despedido otra vez y nos hemos quedado aislados. Seguro que es cosa de pocos minutos, pero recuerdo lo que me decía angustiado hace unos meses un chaval la mar de listo, que es adicto a Internet, aunque él lo niega con la vehemencia típica de los que, en efecto, están enganchados:
—¡Es que el el siglo XXI sin Internet no se puede vivir!
Sí que se puede. Incluso se goza de una sensación de libertad casi olvidada. Además uno sabe que el globo seguirá volando por el espacio cibernético aunque haya perdido el contacto con la torre de control, y los twitteros no se privaran de twittear y retwittear lo que uno ha escrito en la nube.
Recuerdo ahora el "vagón de silencio" que puso en marcha la RENFE con gran éxito hace unos meses: un vagón del AVE en el que está prohibido hablar en voz alta. Allí no hay cobertura de móviles, ni películas ni más música que la de los auriculares de cada uno. Ese vagón tiene una función terapéutica evidente, y la próxima vez que tenga que viajar en tren prometo utilizarlo.
—¿Será más caro?
—Seguro. El silencio, amigo Kloster, está subiendo de precio.
Me siento frente al ordenador para poner en orden estas ideas y vuelve a funcionar Internet.
—¿A dónde te vas, wifi mía, cuando huyes de mi casa?
—Estoy —me contesta— en el limbo de las llamadas perdidas y de los mensajes rebotados.


martes, 9 de junio de 2015

Nos da vergüenza rezar



No solo eso: nos avergüenza incluso decir que rezamos.
¿Os imagináis a un político —a uno cualquiera— haciendo la señal de la cruz? muchos son auténticos expertos en el lenguaje de gestos. Unos levantan el puño aunque hayan olvidado lo que significa; otros extienden la mano como si trataran de comprobar si llueve; algunos juntan los índices y los pulgares para formar una sugerente figura o elevan el dedo corazón —el digitum impudicum, le llamaban los romanos— para expresar no sé qué forma de desprecio. Hay quien hace peinetas con los dedos en plena campaña electoral… En fin, para qué seguir.
Es cierto que los italianos nos ganan por goleada en riqueza gestual, pero incluso los castellanos viejos, tan poco expresivos según dicen, no se privan de manifestar con signos sus más íntimas convicciones.
En la iglesia, nada de nada. No pretendo, por supuesto, que los ateos, agnósticos y paganos en general, hagan genuflexiones por doquier, pero es que los cristianos…, ¡ni en la Procesión del Corpus! Se diría que eran turistas noruegos. Cualquier día de éstos, si me encuentro a un político entrando en un templo, le ofreceré agua bendita, más que nada para ver qué hace.
En los funerales —laicos o religiosos— nuestros pobres políticos lo pasan fatal. La mayoría ponen cara de momia, se esfuerzan por no mirar a nadie y, tras expresar su solidaridad a la familia del finado y elogiarlo como jamás hicieron en vida, se abstienen de decir que han rezado por él o que le encomendarán en sus oraciones.
Precisamente hoy ha fallecido un político —Pedro Zerolo— y en la Asamblea de Madrid, recién constituida, han puesto una rosa roja en su escaño vacío. Luego, el consabido minuto de silencio. La cámara se ha detenido en cada uno de los rostros. Se diría que estaban en plena partida de póquer.
Los jugadores de fútbol, cuando "saltan" al campo, tocan el césped con los dedos, como si fuera una pila de agua bendita y algunos hacen la señal de la cruz. Me pregunto si será anticonstitucional. 


domingo, 7 de junio de 2015

El cuco siempre canta desde lejos


Dicen que en toda la Península hace un calor asfixiante, y yo siento una perversa alegría mientras paseo por las calles de Riaza disfrutando de un sol tibio a 24 grados y del aroma a cordero asado que sobrevuela la Plaza Mayor. De acuerdo; soy un poco miserable, pero cuesta reprimir este sentimiento de alegría por el mal ajeno, a pesar que, del cordero, sólo cataré el aroma, y además esta tarde debo seguir trabajando.
Hoy ha venido a verme Carmen vestida de Primera Comunión, con su madre y sus dos hermanas. Carmen estuvo ayer en la Misa que celebré aquí por la mañana temprano, y luego me dijo que yo le había dado su Cuarta Comunión. Lo escribo con mayúsculas, porque, para ella, todas las comuniones que ha recibido desde el domingo pasado son una gran fiesta.
Le prometí un cuento. Saqué uno de mi archivo secreto, lo imprimí con un par de dibujos y fui a su casa para entregárselo en mano. Hoy quería darme las gracias. De ahí la visita y el vestido blanco.
Luego salí a dar un paseo por los alrededores y logré localizar al cuco que llevaba dando la murga un par de días. El canto del cuco tiene una peculiaridad: siempre parece que viene de muy lejos, aunque lo tengamos a pocos metros. Hoy estaba acostado en la rama de un árbol casi encima de mi cabeza, mientras yo apuntaba con los prismáticos en todas las direcciones.
De nuevo en casa, casi me olvide de que esta tarde tendremos Exposición y Bendición solemne con el Santísimo. Es lo menos, en el día del Corpus Christi,. Claro que a mí lo que me gustaría es organizar una procesión por el jardín con un alto en la ermita. Seguro que los pájaros echarían unos trinos de más para acompañarnos. 
 
 

viernes, 5 de junio de 2015

Décimas horribles para otra final



Cada vez que se aproxima un acontecimiento deportivo de cierta importancia, Kloster se vuelve loco y empieza a componer ripios detestables a toda velocidad. El muchacho, como es alemán, se ajusta con  rigor a los patrones clásicos y hace sonetos como churros. Ahora le ha dado por las "décimas" o "espinelas".  
Que nadie se alarme: me ha prometido que estas dos serán las últimas. Pido perdón en su nombre y en el mío.


El Barça de Barcelona
y la Juve de Turín
van a jugar en Berlín
una final muy molona.
 Y es que el fútbol conmociona
la sesera de cualquiera,
porque  estamos a la espera
de que empiecen a jugar
Messi, Suarez y Neimar,
un triplete que es la pera.


La copa de champiñones
es, sin duda, pan comido
para los que ya han vencido
a los temidos leones.
Con poderosas razones
el Barça entrará en la historia
y adornará su victoria
con una gran goleada.
Esta vez no habrá pitada.
(advertencia obligatoria).

jueves, 4 de junio de 2015

El Corpus Christi en Polonia




Allí sí que es un jueves que relumbra más que el sol. Estas fotografías, que me envía Juanjo, han sido tomadas esta misma mañana en la Procesión de Poznàn. Por la tarde se repiten las procesiones en cada parroquia.




Tres jueves hay en el año...


Me gusta que la Iglesia Universal siga celebrando hoy la Solemnidad del Corpus Christi, aunque en la mayor parte de los países de Occidente se retrase hasta el domingo. No me apetece nada que un día de estos nuestros amados gobernantes nos inviten a celebrar el viernes santo en lunes o el miércoles de ceniza en sábado de Pascua.
El Corpus Christi es un Jueves Santo sin dolor, sin la agonía de Cristo en Getsemaní, sin la traición de Judas, sin el sueño de los apóstoles en el Huerto de los Olivos, sin el juicio inicuo del Sanedrín.
El Corpus Christi recuerda la institución de la Eucaristía y la promulgación de un Mandamiento nuevo: el de amar a los hermanos, no como a nosotros mismos —eso es poco—, sino según la medida del corazón Cristo, que "me amó a mí y se entregó a la muerte por mí.
El Corpus Christi es una llamada a adorar a Cristo, presente en la Hostia Santa, que resplandece en la Custodia como un Sol. ¡Adorar! Quedan pocos adoradores en el mundo. Y son muchos los que, ante el paso de Jesús Sacramentado por las calles de ciudades y pueblos, parecen disimular mirando para otro lado; quizá se avergüenzan de no haber visitado al Señor en todo el año mientras estaba en el Sagrario de su iglesia.
Esta mañana ha salido hacia Toledo un buen grupo de las que asisten a la convivencia en Riaza. Son casi 190 kilómetros, pero a ellas les parecen pocos.

miércoles, 3 de junio de 2015

Resucitar una rosa

Como me siento en deuda con los que habéis rezado por "Estrella", he pedido permiso a nuestra amiga para daros alguna noticia. La mejor de todas es que se ha internado voluntariamente en un centro hospitalario para curarse de su adicción al alcohol y a la cocaína. Hay un pariente cercano que se ha puesto en contacto con ella e irá a verla muy pronto.
("Hasta aquí puedo leer", como decía aquella presentadora de televisión).
Por supuesto, ya sé dónde se encuentra: lejos de España, pero quizá no tanto en este Planeta que cada día nos parece más pequeño.
Quiere Estrella que diga que "nadie se haga ilusiones, porque no es posible resucitar una rosa muerta", y que "nada de consejitos espirituales".
No estoy de acuerdo: siempre hay que tener ilusiones, aunque el camino de vuelta sea largo y áspero. Y si nos olvidamos del espíritu... 


lunes, 1 de junio de 2015

Pasear por Riaza

Pasear por Riaza es una forma de revivir viejos recuerdos y dejarme llevar por la imaginación. Han cambiado pocas cosas desde que vine aquí por primera vez hace más de treinta años; hay un supermercado nuevo, alguna terraza remozada en los bares del centro y poco más.
En la farmacia recuerdan la medicina que compré hace más de seis meses; en la plaza saludo a un carnicero que siempre me llama por mi nombre.
—¿De qué nos conocemos?
—Usted a mí no me conoce, pero yo a usted sí desde que vino aquí con sus padres hace un montón de años. Su padre estaba enfermo, ¿verdad?
Luego me dirijo a la droguería para saludar a Tini —me parece que su nombre es Constantina—, que trabajaba en la casa de convivencias allá por los años 80. Entonces era una chavala muy joven, la mar de lista, guapa y espabilada. Un día se nos casó con el droguero y ahora tiene dos hijos estupendos, grandes como dos torres.
Después de piropearnos mutuamente  ("para usted no pasan los años", "pues anda que tú…", etc.) ponemos al día nuestros recuerdos y me intereso por los chicos: el mayor está en Madrid, es policía nacional y se dedica a los antidisturbios. El pequeño terminó Magisterio y anda buscando trabajo.
—No para de mandar currículos y de buscar en Internet…
—Dile de mi parte que no gaste papel en balde; que vaya él en persona con el curriculum en la mano y hable con los que pueden darle trabajo. Así verán que el chaval vale la pena.
—¿Usted cree…?
Entro en la iglesia, que tiene las puertas abiertas de par en par.
—Padre, ¿sabe si hay Misa? —me interroga una señora muy anciana—.
—Yo estoy de visita como usted, pero he visto en la puerta un cartel que anuncia una boda para las 12 y media. Se casan Javier y Nereida; ¿los conoce?
—No sé…, a mí se me olvidan las cosas…
Veo también en la puerta que el equipo parroquial, compuesto por dos sacerdotes, debe hacerse cargo de 18 pueblos. Y, a juzgar por los horarios de Misas, se multiplican de forma increíble.
—¿Usted confiesa aquí?
—A ti, por supuesto que sí. ¿Cuántos años tienes?
—Voy a cumplir catorce…
—No tengas prisa, chaval. Seguro que los cumples cuando toque.
A la salida de la iglesia, me tropiezo…, ¿con quién? Es una señora a la que he visto mil veces, pero me resulta imposible recordar dónde ni cuándo.
—¿Qué, en el albergue otra vez?
—Ya ves…
Me monto en el cochecito y vuelo hacia la ermita de Hontanares. Aún no he saludado a la Virgen y me lo puede echar en cara.